Llegada al mar de aguas subterráneas cargadas de nitratos
Los nitratos que se usan en la agricultura intensiva pueden llegar al mar tras ser transportados por ríos y arroyos. Además, una cantidad indeterminada de estos compuestos puede filtrarse hasta las aguas subterráneas e introducirse en el medio marino a través del fondo marino o de la zona submareal. Esto puede provocar un aumento explosivo del fitoplancton, lo que se conoce como «bloom» de algas, que puede empobrecer la calidad del agua, reducir la biodiversidad de especies y perjudicar la producción de marisco. Para estudiar la entrada de aguas subterráneas en el mar, el personal del proyecto NAME tomó fotografías aéreas con una cámara infrarroja térmica y efectuó mediciones geofísicas, además de análisis químicos detallados del acuífero y el lecho marino. Con la información recabada los científicos elaboraron y calibraron modelos informáticos con los que determinar el flujo de nitratos desde las aguas subterráneas hacia el medio marino. Investigadores de la empresa danesa DHI Water & Environment diseñaron un modelo tridimensional integrado del transporte de aguas subterráneas y los ecosistemas marinos. El estudio tuvo lugar en la Bahía de Ho, en el estuario de Graadyb, en el oeste de Dinamarca. Las aguas subterráneas de esta zona reciben nitratos por lixiviación y se filtran de forma directa al mar. El modelo empleado se basó en el programa informático MIKE 3 FM, desarrollado previamente por la propia empresa como sistema de gestión de recursos hídricos. Comparando las simulaciones informáticas con y sin aportación de aguas subterráneas, los investigadores concluyeron que el efecto de los nitratos era relativamente pequeño. Esto se debía a la reducida cantidad del contaminante que se introducía en el estuario y que, a continuación, se llevaban consigo las mareas. En el proyecto colaboraron de forma fructífera especialistas en aguas subterráneas y ecología marina, quienes pudieron profundizar sus conocimientos sobre los fenómenos del ciclo de los nitratos y el flujo de aguas subterráneas. Previsiblemente esta labor redundará en una gestión litoral más sostenible.