Gestión integrada de plagas en olivares
La zona del Mediterráneo es famosa por su producción de aceituna y aceite de oliva. Por desgracia los olivos son vulnerables a varias especies de insectos lepidópteros. La solución habitual a este problema pasaba por la fumigación de insecticidas que protegieran el cultivo. Sin embargo, estas sustancias químicas contaminan el entorno y a menudo destruyen los enemigos naturales de la plaga que se pretende combatir. El proyecto TRIPHELIO, financiado por el programa INCO2, reunió a institutos de investigación de todo el Mediterráneo para descubrir nuevas formas de combatir la amenaza que suponen los lepidópteros. Científicos del Instituto de Investigación para la Protección Vegetal (PPRI, Egipto) evaluaron el impacto de insecticidas comunes en el parasitoide T.cacoeciae Marchal. El uso de parasitoides de huevos es un método efectivo de control biológico, ya que atacan los huevos de los lepidópteros, que adquieren la condición de huéspedes de sus larvas. En las pruebas de campo se siguieron las directrices de la Organización Internacional de Control Biológico (IOBC). Los investigadores del PPRI observaron que la deltametrina era el insecticida más tóxico para el T.cacoeciae mientras que el malatión era el menos tóxico. Por otra parte, descubrieron que los aceites minerales son una alternativa viable debido en parte a su descomposición rápida una vez se liberan en el entorno. Gracias a los conocimientos obtenidos durante el proyecto, el PPRI está en disposición de asesorar a la industria olivarera en relación a la aplicación de plaguicidas como parte de un programa integrado de gestión de plagas.