Rastreo intracelular del virus de la fiebre aftosa
La fiebre aftosa o glosopeda causa fiebre, pérdida de apetito y ampollas dolorosas en el hocico y las patas del ganado vacuno, ovino, porcino y caprino. El virus de la fiebre aftosa provoca a los ganaderos importantes pérdidas de animales, y por consiguiente de ingresos, puesto que obliga a sacrificar animales, desinfectar las instalaciones y volver a formar un rebaño. La fiebre aftosa es una enfermedad grave que ha suscitado un gran número de investigaciones sobre su patología. Las lagunas existentes en los conocimientos sobre la localización física del virus llevaron a la creación del proyecto FMD TROPISM para investigar la posición del virus durante las distintas etapas de la infección. En la progresión de la enfermedad se distinguen dos fases claras. La primera es una fase aguda en la que se produce una importante respuesta en forma de anticuerpos, a la que sigue una fase de persistencia vírica asintomática. Si el virus sobrevive en el animal durante 28 días desde el contagio, el animal adquiere la condición de portador y entra en una fase que plantea problemas singulares para los programas de vacunación. Científicos del Instituto de Salud Animal del Reino Unido, entidad asociada al proyecto, aplicaron las técnicas de la microdisección por láser (LMD) y la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en tiempo real para estimar la cantidad de material genético del virus de la fiebre aftosa durante las fases aguda y de persistencia de la infección. Se analizaron las cinco capas del epitelio en tejidos de la faringe, la lengua y las pezuñas, así como en glándulas mucosas y nódulos linfáticos. Además, se registró la ubicación exacta del ARN vírico en el interior de la célula. De este modo se definieron los principales tejidos invadidos por el virus durante el establecimiento de la infección. Los datos recabados en este estudio serán de utilidad para futuras investigaciones sobre el estado de los animales infectados tanto durante la fase aguda como en la de persistencia. Se puede determinar el modo exacto por el que el virus ataca las células epiteliales in vivo, con lo que se puede desarrollar una estrategia de control no inmune basada en agentes antivíricos.
