Estudio de la encefalopatía espongiforme transmisible en peces
Los casos de EET ocurridos en las últimas décadas han perjudicado gravemente a la reputación de la industria alimentaria. A raíz de esto se ha puesto en duda lo acertado de alimentar al ganado con restos animales, práctica que contribuyó a la propagación de la enfermedad. Pese a ello, las piscifactorías siguen alimentando a los peces con harina a base de huesos y otros productos de origen animal como fuentes de proteínas. El proyecto «TSE and FISH» se propuso valorar el riesgo de transmisión de la EET a los peces a través de piensos contaminados. En el transcurso de este proyecto, el Instituto de Agrobiotecnología del Centro de Investigación y Tecnología Hellas (CERTH/INA) coordinó un grupo de otros tres institutos de investigación. CERTH/INA estudió dónde va a parar la PrPSc, la versión anómala de la proteína priónica que se cree es la responsable de la EET, tras ser ingerida por el pez. Sus responsables descubrieron que la cantidad de tiempo que la PrPSC permanece en el organismo del pez depende de la especie y del tipo de EET. Posteriormente se corroboró que algunos priones dañinos habían logrado atravesar la barrera gastrointestinal e infectar otros tejidos. Por consiguiente, la calidad del pez puede verse comprometida si se le suministran piensos inseguros, lo cual, a su vez, plantea muchas dudas sobre lo acertado de emplear sobras de pescado en piensos animales. Así pues, CERTH/INA y sus socios recomiendan que se sopesen detenidamente estas conclusiones antes de plantearse la eliminación de la actual prohibición de usar harina de pescado para alimentar a ganado en toda la UE.