Efectos de la excavación en arcillas de Boom
Los países que generan residuos radiactivos de larga vida y alta actividad necesitan un ambiente seguro donde deshacerse de ellos sin incurrir en peligros añadidos. Una de las mejores opciones es la de almacenarlos enterrados en formaciones de arcillas a gran profundidad geológica. Una característica esencial para garantizar la seguridad a largo plazo es un estudio exhaustivo de la zona dañada de la excavación (ZDE). La ZDE es la zona sujeta a modificaciones donde se pueden producir efectos negativos en la seguridad debidos a la construcción, funcionamiento y cierre del depósito de residuos radioactivos. El proyecto SELFRAC llevó a cabo unos estudios sobre la idoneidad de las arcillas de Boom para contener los residuos radiactivos. Parte del trabajo se realizó en el laboratorio subterráneo HADES en Bélgica. Se estudiaron las propiedades hidromecánicas de la zona en torno a la ZDE tres años después de su construcción. Se adosaron dos multi-piezómetros en la galería de conexión que proporcionaron información sobre los cambios en las propiedades de flujo en el tiempo. Se realizaron pruebas de presurímetros autobarrenantes para investigar los cambios en las propiedades mecánicas. Los resultados indicaron que la construcción de una galería en arcillas de Boom a una profundidad de 223 metros siempre causaba fracturas. Las fracturas se produjeron por distribución del estrés resultante del tunelado. Sin embargo, la extensión de la fractura puede limitarse utilizando técnicas de excavación y tunelado adecuadas. Se demostró que, a pesar de que dichas fracturas pueden sellarse, el remedio no es total. De acuerdo con la investigación, la conductividad hidráulica alrededor de la galería no se vio afectada por las fracturas. Además, la red de fracturas interconectadas que existían no se adentró más allá de unas decenas de centímetros en la roca madre. Los cambios en los valores k proporcionaron indicios sobre la forma en la que la arcilla se deformó a través del tiempo. La presión del agua intersticial se había visto influida en gran medida por la propia existencia de la galería. La distribución de la presión intersticial variaba según la dirección en la que se hicieran las mediciones. Esto se debía al estrés y a la conductividad hidráulica de la roca.