Además de la seguridad, garantizar la comodidad de los pasajeros
A medida que se va expandiendo la industria de la construcción de buques de pasajeros para satisfacer una mayor variedad de necesidades de transporte, la comodidad del pasajero repercute cada vez más en los ingresos de explotación a corto plazo. Y lo que es más importante, a largo plazo las cuotas de mercado vendrán influidas por el grado de aceptación del que goce este medio de transporte entre los pasajeros, en detrimento de otras alternativas como el transporte aéreo, por carretera o en ferrocarril. Los pasajeros son cada vez más selectivos ante objetivos opuestos, no sólo en lo que a precio y conveniencia se refiere, sino también a la comodidad. Algunos factores determinantes son el movimiento del buque y las condiciones ambientales, como la presencia de ruidos o vibraciones excesivas. En el proyecto COMPASS, financiado por el Quinto Programa Marco, se intentó definir racionalmente la comodidad del pasajero y cuantificarla. En el trascurso de 33 travesías se encuestó a los pasajeros de 4 buques, 2 grandes cruceros monocasco convencionales y 2 catamaranes rápidos transbordadores. Puesto que podemos suponer que la comodidad depende de factores sociales, físicos y de situación, se evaluó a partir de las respuestas subjetivas recogidas en 3.150 cuestionarios. Se constató que el mareo en los viajes por mar es el factor más obvio y determinante de la incomodidad que experimentan los pasajeros a bordo de navíos. Además, en una serie de experimentos realizados con un simulador del movimiento de un barco, se expuso a 28 sujetos a un vaivén de baja frecuencia a fin de evaluar la comodidad como función de la magnitud de movimiento. Se calculó la interferencia del movimiento del buque en las tareas físicas y cognitivas de los pasajeros por medio de mediciones objetivas del rendimiento. Éstas se combinaron con las opiniones subjetivas dadas por los pasajeros al contestar a preguntas específicas justo después de cada tarea y prueba. En todas las actividades, el esfuerzo necesario por parte del pasajero pareció aumentar según se incrementaba la amplitud del movimiento, si bien el rendimiento de los pasajeros apenas se resintió. En cambio, los experimentos demostraron un empeoramiento considerable en tareas físicas como escribir, caminar, comer y beber. El marco que subyace a estos procedimientos de evaluación se basó en los conocimientos y las metodologías existentes para evaluar el nivel de comodidad. Sin embargo, los factores de la comodidad del pasajero que se identificaron y cuantificaron podrían ayudar a los diseñadores y operadores a realzar el atractivo de los buques modernos teniendo en cuenta las condiciones actuales de un mercado competitivo.