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Bio-based FERtilising products as the best practice for agricultural management SusTainability

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Los biofertilizantes y bioestimulantes desarrollados a partir de biorresiduos superan a los fertilizantes convencionales

Los biofertilizantes innovadores que superan las barreras anteriores no solo impulsan el crecimiento de los cultivos más allá de las alternativas tradicionales, sino que también mejoran la calidad del suelo y la biodiversidad, mientras promueven una economía sostenible y circular.

Cada cultivo tiene unas necesidades nutricionales específicas que dependen del tipo de cultivo, las características del suelo y las condiciones climáticas. Una fertilización eficiente y eficaz implica adaptar la dosis de nutrientes a las necesidades reales del cultivo para favorecer el crecimiento sano y la producción máxima. Lograrlo con biofertilizantes y enmiendas del suelo de base biológica (aditivos para mejorar las propiedades físicas o químicas del suelo) en un modelo de economía circular aumentará la productividad de los cultivos de forma sostenible, protegiendo al mismo tiempo la salud y el medio ambiente. El equipo del proyecto B-FERST, financiado con fondos europeos y dirigido por el líder en ciencia y tecnología agrícolas y productor de fertilizantes bajos en carbono Fertiberia, ha aportado soluciones de este tipo, aprovechando sus más de veinticinco años de experiencia en la vigilancia del suelo y los conocimientos del consorcio. En B-FERST se valorizaron los biorresiduos para producir biofertilizantes y bioestimulantes que mejoran la salud del suelo agrícola al tiempo que crean nuevas cadenas de valor circulares y de origen biológico.

La cadena de valor de los fertilizantes completa el círculo

Según el coordinador del proyecto, Javier Branas Lasala, de Fertiberia: «El desarrollo y el uso de los biofertilizantes afrontan numerosos retos, como la baja calidad de los biorresiduos (su contenido en nutrientes y su disponibilidad para ser absorbidos por las plantas, la existencia de contaminantes y otros elementos no deseados, etc.), la escasa eficacia nutricional, las limitaciones normativas y una logística complicada. En B-FERST se abordaron todas estas cuestiones para encontrar las mejores soluciones». El equipo de B-FERST se basó en la colaboración entre las partes interesadas de toda la cadena de valor, junto con investigadores académicos y especialistas en reglamentación. Esto le permitió desarrollar biofertilizantes innovadores con nutrientes especializados que pueden conseguir una dosificación a medida adaptada a las necesidades de los agricultores.

La biomasa de los biorresiduos produce bioestimulantes y biofertilizantes minerales

En B-FERST se cartografiaron los biorresiduos en ocho países europeos y se desarrolló un modelo logístico para su uso en la producción de fertilizantes. Los investigadores utilizaron los biorresiduos que actualmente se acumulan en vertederos o se aplican al suelo sin valor añadido para producir biofertilizantes organominerales. Los subproductos del sector agroalimentario procedentes de la extracción de aceites vegetales eran una fuente directa de bioestimulantes vegetales no microbianos. Se instalaron dos plantas de demostración, las primeras de su clase, capaces de recuperar el 93 % del fósforo de diversas fuentes de cenizas y producir biofertilizantes con bioestimulantes y recubrimientos biodegradables. Además, el 20-40 % de las materias primas convencionales procedentes de la minería y los recursos no renovables utilizados en los fertilizantes convencionales se sustituyeron por nutrientes procedentes de biorresiduos.

Agricultura sostenible que supera a la convencional

B-FERST probó sus productos en diferentes cultivos objetivo en España, Italia, Polonia y Portugal, con evaluaciones de campo y teledetección del crecimiento de los cultivos. Sus fertilizantes funcionaron igual de bien que los convencionales, y mejor que estos cuando se combinan con sus bioestimulantes. Además, sus biofertilizantes minerales mejoraron la biodiversidad y la calidad del suelo, lo que optimiza la interacción entre las raíces de las plantas y los microorganismos beneficiosos del suelo. «Al incluir bioestimulantes y tecnologías para evitar la pérdida de nutrientes al medio ambiente, maximizamos la eficacia de nuestros fertilizantes. En general, convertimos los biorresiduos en productos más eficientes y avanzados, con mejores resultados agronómicos y una menor huella de carbono», explica Branas Lasala. Los componentes seleccionados de entre más de cien biomateriales evaluados pueden formularse para cualquier cultivo, tipo de suelo y condiciones climáticas. «En B-FERST se integró con éxito la valorización de materiales de biorresiduos en los planes de gestión de la agricultura, lo que creó nuevas cadenas de valor circulares y de origen biológico al tiempo que mejoró la salud del suelo agrícola», concluye Branas Lasala. Los productos del proyecto, las plantas de demostración y los proyectos piloto han hecho avanzar significativamente el estado de la agricultura sostenible en Europa, lo que conlleva beneficios para los agricultores, la industria y el medio ambiente. Una gran cantidad de recursos debería servir de apoyo a otros interesados en seguir su ejemplo.

Palabras clave

B-FERST, fertilizantes, de origen biológico, suelo, biorresiduos, bioestimulantes, agricultura, agricultura sostenible, biodiversidad, economía circular

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