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Año nuevo, ¿nuevo yo? La ciencia detrás de lograr objetivos

¿Confesar los propósitos de Año Nuevo reduce las posibilidades de cumplirlos?

Ya estamos otra vez en esa época del año. Se supone que enero ofrece un nuevo comienzo mental para muchas personas con uno o varios propósitos de Año Nuevo. Esto significa marcar unos objetivos. Uno de los más comunes es mejorar la salud o la forma física y, por eso, enero y febrero son las épocas de mayor afluencia a los gimnasios. Pero la ciencia no está de nuestra parte cuando se trata de ponernos en forma. Un estudio demostró que «pagamos por no ir al gimnasio». Solo el 22 % de los inscritos acudían al gimnasio al cabo de un año.

Vuelta a las andadas

De hecho, las investigaciones sobre los propósitos de Año Nuevo son muy desalentadoras. La mayoría de los estudios revelan que solo alrededor del 8 % de las personas que se plantean un propósito lo cumplen. «Todos los años, por estas fechas, se produce un fenómeno psicológico extraordinario y colectivo. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con los propósitos de Año Nuevo y, probablemente, sepa lo que es plantearse uno. Estos contratos conductuales puede ser declaraciones informales hechas de improviso en una fiesta de Nochevieja o promesas privadas mejor pensadas hechas a uno mismo. Por lo general, suponen una intención deliberada de mejorar la salud o la forma física mediante un cambio de comportamiento», explicó Stephen Shannon, profesor adjunto de Ciencias Sociales y Psicológicas del Deporte en la Universidad de Ulster (Reino Unido), en una noticia publicada en RTÉ. Los objetivos pequeños y factibles, desglosados en sencillos procesos paso a paso, pueden evitar que nos frustremos e impedir que fracasemos. «Sin duda que algunos conseguimos cambios radicales y casi inmediatos en el comportamiento y la salud, pero, por desgracia, las investigaciones indican que se trata de excepciones —agregó Shannon—. Si eres una persona que siempre ha tenido dificultades con la motivación para hacer ejercicio, no suele ser una buena idea empezar enero con una nueva rutina radical como, por ejemplo, sesiones diarias en el gimnasio a las 6 de la mañana combinadas con una carrera de 5 km por la tarde. Si lo hace, posiblemente minará su motivación a corto y largo plazo. Cuando se plantee su propósito de Año Nuevo, hágalo paso a paso. ¿Quizá empezar con un paseo?».

Cuando el objetivo se hace público

Hay otra línea de pensamiento que afirma que divulgar los objetivos no tiene por qué contribuir a que seamos más responsables. Un estudio reveló que, si queremos tener éxito, es mejor que nos los guardemos para nosotros mismos. El mero hecho de contarles a los demás un determinado objetivo puede conferir una falsa sensación de logro, lo que hace que sea menos probable que alguien lo cumpla. La aprobación de la familia, los amigos o los compañeros proporciona una satisfacción comparable a la de alcanzar de verdad el objetivo. Anunciar nuestros objetivos puede suscitar respuestas y reacciones por parte de ellos que activan sistemas de recompensa en nuestro cerebro. Como resultado, la motivación disminuye. Otro estudio reveló que las personas mostraban un mayor compromiso y provecho cuando comunicaban su objetivo a alguien que creían que tenía una posición superior a la suya. En otras palabras, si tiene que decírselo a alguien, hágalo sabiamente. A quién le cuenta sus objetivos tiene una gran importancia. Entonces, ¿hay una respuesta sencilla? Bueno, depende del objetivo que intente alcanzar y, en gran medida, de su personalidad. Sea cual sea su decisión, que sea estratégica.

Palabras clave

Propósito de Año Nuevo, propósito, objetivo, salud, forma física, comportamiento, motivación