Identificación de restos humanos del Pleistoceno en Eurasia
El descubrimiento de yacimientos fósiles en cuevas de Asia y Oceanía podría proporcionar nuevos conocimientos sobre los humanos arcaicos. Pero ello depende de que los arqueólogos puedan determinar con exactitud los restos que examinan; una tarea compleja cuando los fósiles descubiertos son en su mayoría conjuntos fragmentados y no identificables. Aquí es donde entra en juego el proyecto financiado con fondos europeos FINDER. «El proyecto surgió como respuesta a la escasez de restos fósiles de especies arcaicas, incluidos los denisovanos, una especie de homínido que vivió en Asia oriental durante al menos 150 000 años», explica Katerina Douka, arqueóloga de la Universidad de Viena y coordinadora del proyecto FINDER. En el proyecto, que contó con el apoyo del Consejo Europeo de Investigación, se desarrolló un método paleoproteómico innovador que permite de caracterizar con rapidez el colágeno de los huesos y clasificarlo taxonómicamente. Gracias a este método, los investigadores pudieron examinar fósiles e identificar un gran número de nuevos fósiles humanos, entre los que se incluían muestras de neandertales, denisovanos e, incluso, humanos modernos. «Con nuestro método no solo pudimos tratar estos restos con respeto, sino también permitirles que nos contaran sus historias de miles de años de antigüedad», agrega Douka.
Un denisovano muy viejo
Entre esas historias se encontraba el denisovano más antiguo identificado hasta la fecha, que data de hace al menos 200 000 años. «Descubrir restos de denisovanos nuevos, pero muy antiguos, es muy especial y, en los próximos años, espero que podamos encontrar más especies humanas esquivas», observa Douka. Otro descubrimiento notable fue el de un pequeño fragmento de un neandertal, que presentaba un nivel de conservación molecular y genética increíble. Los investigadores hallaron además varios huesos humanos modernos procedentes de las tierras altas de Papúa Nueva Guinea, una región que ha sido completamente pasada por alto en los estudios sobre la evolución humana. «También identificamos taxones inesperados en el registro arqueológico, entre ellos varios huesos de camello silvestre procedentes de un yacimiento del norte de China», explica Douka. «Ello nos permitió concluir que los humanos modernos utilizaban o cazaban a los camellos antiguos como fuente de alimento a medida que avanzaban través de Eurasia».
Estudio de miles de fragmentos prehistóricos
El proyecto FINDER fue el primero de esta envergadura en utilizar miles de fragmentos de huesos poco estudiados hallados en yacimientos prehistóricos para analizarlos uno por uno. Pero, gracias a que en el proyecto se formó a muchos voluntarios, estudiantes e investigadores noveles, Douka confía en que los métodos desarrollados sigan utilizándose en todo el mundo. «Espero que seamos capaces de transferir los conocimientos acumulados en estos seis años a otras partes del mundo, sobre todo al Sur Global», concluye Douka. «Los estudios paleoproteómicos y paleogenómicos están en sus inicios en lugares como el sur de África y Papúa Nueva Guinea. Creo que nuestros métodos permitirán demostrar la importancia de estas poblaciones a la hora de comprender la evolución humana tardía».
Palabras clave
FINDER, Pleistoceno en Eurasia, denisovanos, neandertales, fósiles, arqueólogos, prehistoria, evolución