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BETTER TREATMENTS FOR BREATHLESSNESS IN PALLIATIVE AND END OF LIFE CARE

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Pruebas muy necesarias para el tratamiento de la disnea crónica

El tratamiento de la disnea en las enfermedades respiratorias varía mucho y no se ha investigado lo suficiente. En BETTER-B se hace hincapié en la necesidad de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos personalizados basados en pruebas.

La disnea es una sensación angustiosa de quedarse sin aliento mientras los pulmones luchan por obtener más oxígeno. Esta afección, frecuente en personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o enfermedad pulmonar intersticial (EPI), afecta a cerca de quince millones de europeos. La falta de medicamentos autorizados para tratar de forma específica la disnea crónica plantea pues un problema importante.

Prácticas europeas para aliviar la disnea

Conscientes de esta carencia, el equipo el proyecto BETTER-B, financiado con fondos europeos, se propuso mejorar de forma sustancial el tratamiento de la disnea crónica en pacientes con enfermedades terminales. En primer lugar, se llevó a cabo una encuesta a nivel europeo entre médicos de neumología y cuidados paliativos. «Esta encuesta puso de manifiesto que las prácticas de tratamiento de la disnea presentan una divergencia sorprendente, lo cual revela la necesidad urgente de contar con unas directrices normalizadas y de ampliar las opciones terapéuticas», comenta Irene J. Higginson, coordinadora del proyecto. Los tratamientos no farmacológicos, como la rehabilitación pulmonar y la actividad física, han demostrado ser beneficiosos en muchos casos, pero no siempre se emplean, mientras que solo el 17 % de los encuestados conocía o había estudiado las directrices. Estos hallazgos subrayan la importancia una mejor difusión y aceptación de las directrices de tratamiento de la disnea crónica basadas en pruebas entre los profesionales sanitarios. Para lograr este objetivo, los investigadores elaboraron unas directrices de fácil uso y acceso para mejorar la orientación clínica, agilizar el tratamiento de la disnea y garantizar un acceso equitativo a una atención óptima para todos los pacientes.

Prescripción para indicaciones no autorizadas

La encuesta también reveló que muchos médicos recomiendan medicamentos de una manera diferente a la autorizada para ayudar a los pacientes (prescripción para indicaciones no autorizadas). Es más, en la encuesta se identificaron casos en los que los médicos optaron por estas opciones sin recurrir primero a tratamientos no farmacológicos basados en pruebas. Los médicos recomiendan el uso de fármacos para indicaciones distintas a las que han sido aprobadas, como ansiolíticos y antidepresivos comunes. En concreto, la encuesta reveló una preocupante tendencia a recetar benzodiacepinas, que se emplean comúnmente para tratar la ansiedad y el insomnio. Más de uno de cada diez médicos recomendó antidepresivos a pacientes con EPOC terminal, incluso cuando no había pruebas de depresión. Si bien nuevos datos habían sugerido que la serotonina desempeñaba un papel en el control de la respiración y la percepción de la disnea, aún no se conoce el mecanismo exacto subyacente.

Un ensayo internacional

El elemento principal de BETTER-B fue una investigación sobre el potencial de la mirtazapina para aliviar la disnea crónica. Si bien la mirtazapina se emplea comúnmente para tratar la depresión, sus propiedades únicas la hacen un candidato prometedor para aliviar la disnea crónica en personas con enfermedades respiratorias terminales. Mediante un ensayo clínico de fase 3, aleatorizado, controlado con placebo, internacional y a gran escala, el equipo de BETTER-B evaluó los efectos de la mirtazapina en los pacientes y su bienestar. En el estudio se descubrió que, contrariamente a la hipótesis inicial del equipo, la administración de mirtazapina no producía beneficios significativos en comparación con un placebo. Se observaron resultados similares en medidas secundarias como la calidad de vida, la ansiedad y la depresión. En cambio, los pacientes tratados con mirtazapina experimentaron ligeramente más efectos secundarios y necesitaron más cuidados que los que recibieron placebo. En el estudio se concluyó que la mirtazapina no debe utilizarse para aliviar la disnea, lo cual plantea dudas sobre la eficacia de los antidepresivos como tratamiento de la disnea crónica en personas con enfermedades respiratorias. Es más, ello hace hincapié en la necesidad de llevar a cabo ensayos clínicos para evaluar los tratamientos contra la disnea, en lugar de basarse en estudios anecdóticos o estudios no comparativos a pequeña escala que pueden exagerar los beneficios terapéuticos. «Los resultados de BETTER-B destacan la importancia de priorizar los tratamientos basados en pruebas para la disnea, la aplicación de las directrices y tener cautela al considerar el uso de fármacos para indicaciones distintas a las que han sido aprobadas», observa Higginson. En general, el equipo de BETTER-B fue pionero en un cambio hacia el tratamiento basado en pruebas de la disnea crónica, recomendando planteamientos holísticos no farmacológicos, como los que ofrecen la rehabilitación pulmonar y los servicios de apoyo a la disnea, como tratamientos de primera línea. Es importante destacar que los resultados del BETTER-B contribuirán a mejorar la vida de las personas en toda Europa, ya que revelan que un tratamiento utilizado hoy día por algunos médicos carece de beneficios y, por tanto, no se debe recomendar.

Palabras clave

BETTER-B, disnea, mirtazapina, encuesta, enfermedad respiratoria, EPOC, cuidados paliativos, EPI, directrices basadas en pruebas, asistencia para enfermos terminales, centro de cuidados paliativos

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