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Community Observation Measurement & Participation in AIR Science

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Los ciudadanos pueden cartografiar la calidad del aire en los rincones más recónditos de la ciudad

Una iniciativa financiada con fondos europeos está transformando el modo en que las ciudades se enfrentan a la contaminación atmosférica al implicar a los ciudadanos en la recogida de datos de alta resolución sobre los lugares más frecuentados: barrios, colegios y zonas menos conocidas de la ciudad que a menudo pasan desapercibidas en los controles oficiales.

La Unión Europea cuenta con un rico y avanzado historial en materia de vigilancia de la contaminación y ofrece uno de los conjuntos de datos medioambientales más avanzados y detallados de que se dispone. Sin embargo, hay mucho margen de mejora.

Falta de mediciones oficiales en el seguimiento de microentornos

A veces, el nivel de detalle de los datos no es el necesario para un análisis político en profundidad a nivel local. Dicho reto se debe en parte a la escasa distribución de las estaciones oficiales de control de la contaminación atmosférica. Por lo tanto, es difícil conseguir una cobertura representativa de la calidad del aire en ciudades enteras, especialmente cuando se trata de obtener datos detallados sobre la calidad del aire a nivel de barrio. Además, estas estaciones han dependido tradicionalmente de sofisticados y costosos equipos fijos para medir la calidad del aire. El planteamiento ha exigido que las tareas de recogida y mantenimiento de datos estén a cargo de personas con formación científica especializada.

Poder para los ciudadanos

La ciencia ciudadana, que capacita a las comunidades locales para recopilar datos de alta resolución sobre su entorno, podría ayudar a afrontar estos retos. El método de base podría ayudar a proporcionar información espacial y temporal detallada a nivel de barrio, complementando los datos más amplios pero menos detallados de las fuentes municipales oficiales. El equipo del proyecto CompAir, financiado con fondos europeos, aprovecha el poder de la ciencia ciudadana en diversas zonas urbanas: Atenas, Berlín, Flandes, Plovdiv y Sofía. «Lo que distingue a esta iniciativa es su estrategia de participación integradora, que reúne a personas de diversos entornos sociales, desde escolares y ancianos hasta entusiastas del ciclismo y miembros de las comunidades gitanas», señala Lieven Raes, coordinador del proyecto. «Estos voluntarios desempeñan un papel fundamental en todas las fases del proceso de ciencia ciudadana, desde la formulación de los problemas y la selección de los lugares hasta la recogida de datos, el análisis de los resultados y la dirección de las iniciativas de promoción».

Combinación de sensores fijos y portátiles

En las iniciativas de ciencia ciudadana sobre la calidad del aire, se suelen emplear dispositivos de sensores fijos para las mediciones. Sin embargo: «Las nuevas tecnologías permiten ahora a las personas hacer un seguimiento de su exposición personal a la contaminación atmosférica mientras se mueven diariamente por distintos entornos, como el hogar, el exterior y el trabajo. Está empezando a surgir un método híbrido que combina dispositivos fijos y portátiles», añade Raes. Durante las campañas de medición, los voluntarios usan sensores móviles y económicos. Los valiosos datos sobre la calidad del aire y el tráfico se ponen a disposición del público a través de cuadros de mando abiertos y aplicaciones móviles, lo cual fomenta una mayor concienciación medioambiental. Para garantizar la fiabilidad de los datos recogidos por estos dispositivos de bajo coste, los investigadores han desarrollado un riguroso proceso de calibración. Se trata de un algoritmo basado en la nube que compara las lecturas de estos sensores con las de estaciones oficiales de alto nivel y otros dispositivos similares de la zona. A continuación, los datos validados se comparten con las autoridades públicas. El equipo de COMPAIR ha establecido normas y protocolos sencillos para estos sensores de bajo coste, lo cual garantiza que puedan ser utilizados fácilmente por personas no expertas. Ello ha permitido a los ciudadanos de las ciudades piloto trabajar con sus iguales y participar activamente en debates para proponer mejoras políticas basadas en sus conclusiones. En Sofía, por ejemplo, el impacto del proyecto ha llevado a muchos padres a optar por los autobuses municipales en vez de los desplazamientos personales en coche al colegio, lo cual demuestra un cambio hacia opciones de estilo de vida más sostenibles. «El método de COMPAIR es único en el sentido de que combina múltiples tipos de sensores del internet de las cosas innovadores —sensores de calidad del aire estáticos y móviles, así como de medición del tráfico— en pruebas piloto de ciencia ciudadana geográficamente diversos, pero temáticamente integrados. El equipo de COMPAIR implica en la ciencia ciudadana a las personas vulnerables a la contaminación atmosférica y a los grupos infrarrepresentados. Nuestros datos están calibrados para ofrecer resultados validados y listos para su uso en la elaboración de políticas», subraya Raes.

Palabras clave

COMPAIR, calidad del aire, sensor, ciencia ciudadana, contaminación atmosférica, ciudades, barrio, comunidades locales

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