Es hora de adoptar nuevas normas de seguridad contra incendios en los buques Ro-Ro
Los incendios importantes en buques que transportan vehículos, conocidos como buques Ro-Ro, ocurren más a menudo de lo que a uno le gustaría pensar. En las últimas décadas se han producido una media de 2,5 incendios grandes al año en buques de transbordo rodado. Esto ha impulsado a la Organización Marítima Internacional (OMI) a intentar establecer mejores protocolos de seguridad. El equipo del proyecto LASH FIRE se propuso desarrollar y evaluar medidas de seguridad contra incendios para abordar veinte aspectos críticos, definidos a partir de accidentes pasados y retos futuros. Algunos de los retos actuales están relacionados con la normativa de seguridad vigente. Por ejemplo, no se exigen sistemas de detección o extinción para las cubiertas de intemperie, o el hecho de que haya que hacer algo con los remolques frigoríficos, que causan un tercio de todos los incendios. Entre las consideraciones futuras figuran la reforma del parque automovilístico hacia nuevos combustibles alternativos, como las baterías, así como la forma de integrar materiales y tecnologías emergentes, como los drones, la inteligencia artificial y el uso de materiales compuestos en la protección contra incendios. «Vi muchos retos actuales y futuros que realmente me inspiraron a identificar cambios para mejorar la seguridad de los pasajeros y la tripulación en este sector», afirma Franz Evegren, coordinador del proyecto con sede en el Institutos de Investigación RISE de Suecia, anfitrión del proyecto.
Una base técnica reconocida para la revisión de las normas internacionales de la OMI
En los veinte retos considerados en el proyecto, investigadores y expertos han colaborado estrechamente con los operadores de los buques. «Esto es muy importante para nosotros, ya que son ellos quienes han experimentado los problemas de primera mano y quienes integrarán las nuevas soluciones algún día», explica Evegren. En LASH FIRE se investiga toda la cadena de circunstancias que conducen a un incendio, desde la ignición hasta la evacuación. Un paso fundamental que se omite hoy en día es analizar la carga transportada. Para ello, el equipo del proyecto desarrolló un escáner para comprobar la carga y un sistema de sensores y pantallas para detectar puntos conflictivos antes del embarque. Otras propuestas incluyen el uso de drones reptantes para evaluar el riesgo de incendio desde debajo de los vehículos y monitores de agua autónomos en las cubiertas de intemperie. Dado que no están techados, los sistemas tradicionales de detección y extinción suponen un reto.
La rentabilidad y el análisis del riesgo de incendio van de la mano
Todas las directrices, propuestas de nuevos sistemas o procedimientos de seguridad y equipos sólo pueden aplicarse si son eficaces, desde el punto de vista financiero. En LASH FIRE se llevó a cabo una evaluación exhaustiva de la relación coste-eficacia, considerando los valores monetarios frente a las mejoras en seguridad mediante una evaluación de riesgos muy exhaustiva. «Ha sido un gran esfuerzo combinado entre nuestros dos grupos consultivos de operadores y autoridades, incluidos los Estados de abanderamiento y las sociedades de clasificación. Estas son las personas que, al final, votarán en la OMI si desean adoptar las soluciones como normativas», añade Evegren. Él espera sinceramente que el trabajo que siguen realizando cree valor para los operadores, no sólo para los directivos y operadores marítimos, sino también para la tripulación que trabaja con estos aspectos de la seguridad contra incendios en su trabajo diario. «Son ellos quienes han planteado muchas de las preocupaciones y retos en los que hemos trabajado, y me llenaría de orgullo decir que sus voces han sido escuchadas», señala.
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