¿Por qué no podemos plantar más árboles para eliminar el dióxido de carbono del aire y ya está?
Si queremos tener alguna posibilidad de cumplir los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París, los científicos estiman que los países tendrían que eliminar miles de millones toneladas de CO2 de la atmósfera para mediados de siglo. Y eso es solo el principio. También tendríamos que seguir eliminando cantidades cada vez mayores todos los años a partir de entonces. «Eso es una barbaridad de carbono del que deshacerse —comenta Helgason, jefe de investigación e innovación de Carbfix, una empresa islandesa que captura CO2, lo inyecta en el suelo y lo convierte en piedra. El motivo de la existencia de empresas de captura y almacenamiento de carbono como Carbfix es el hecho de que el reto mundial sobre el CO2 no se solucionará solo con árboles. «No hemos llegado a esta catástrofe climática por quemar árboles», señala Helgason. Hemos llegado a este problema por jugar sucio. «Básicamente, excavamos en la tierra y sacamos el equivalente a cientos de millones de años de árboles, en forma de combustibles fósiles, y luego los quemamos a lo largo de un periodo de cien años —añade Helgason—. Nunca podría haber suficientes árboles en todo el mundo para eliminar la cantidad de CO2 que ya hemos introducido en nuestro aire: ese punto lo hemos dejado muy atrás».
Plantar árboles: más fácil decirlo que hacerlo
Aunque los árboles pudiesen solucionar nuestro problema de CO2, en lo relativo a plantarlos, es más fácil decirlo que hacerlo. Para empezar, tenemos el problema de la deforestación. Se estima que, mientras que se talan 15 000 millones de árboles al año, solo se replantan 5 000 millones, lo que se traduce en una pérdida neta anual de 10 000 millones de árboles. Con esto en mente, algunos investigadores sugieren que sería necesario plantar un billón de árboles, y luego esperar a que creciesen del todo, para repercutir en el cambio climático. Según algunas investigaciones, 1 billón de árboles completamente desarrollados podría capturar, en el mejor de los casos, 1,012 billones de toneladas de CO2, es decir, aproximadamente un tercio del conjunto de emisiones de CO2 antropogénicas realizadas hasta ahora. Luego está la cuestión del hábitat adecuado. Según el proyecto REFOREST, financiado con fondos europeos, una de las consecuencias del cambio climático es el incremento de sequías intensas, una de las principales causas del deterioro forestal. De esta forma, cuanto más aumenta la temperatura, más seca se vuelve la tierra, hasta llegar a un punto en el que resulta inhóspita para muchas especies de árboles. Por otra parte, a causa del cambio climático, los árboles son más susceptibles de sufrir daños o incluso la muerte por el efecto de insectos o enfermedades, algo que puede afectar a la capacidad del bosque de secuestrar carbono. Según un estudio de Frontiers in Forest and Global Change, los bosques dañados por insectos y enfermedades capturan entre un 69 % y un 28 % menos de carbono respectivamente.
¿Final de la partida?
Lo que estos datos revelan es que, a pesar de que pueden desempeñar un papel importante en la eliminación del CO2 de la atmósfera, por sí solos los árboles no representan una solución viable. «Las soluciones naturales deben trabajar codo con codo con las soluciones tecnológicas, como la captura directa de aire y el almacenamiento permanente», sostiene Helgason. Aun así, todo este debate sobre árboles, tecnología y captura de aire directa ignora el secreto a voces de 36 700 millones de toneladas métricas: las emisiones industriales anuales. «Todo ello es irrelevante si no abordamos el tema de las emisiones procedentes de las instalaciones industriales y de las centrales eléctricas que emplean combustibles fósiles —concluye Helgason—. Si no detenemos las emisiones desde el origen, no tenemos ninguna posibilidad de cumplir los objetivos climáticos: no es más que un final de partida con o sin eliminación de carbono». Haga clic aquí para obtener más información sobre la investigación de Helgason sobre CO2 convertido en piedra para lograr la neutralidad en carbono.
Palabras clave
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