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Un róver, una misión: respaldar la vida futura en la Luna

Aún queda mucho por descubrir sobre la Luna y las condiciones en las que tendrán que vivir los astronautas que se asienten en su superficie. El proyecto LUVMI-X ha preparado el mejor róver posible de cara a estas futuras misiones y, si no surgen imprevistos, se lanzará en 2025.

En 2018, CORDIS informó de que en el proyecto LUVMI se había ideado un nuevo tipo de róver de exploración lunar ligero. Tras el reciente descubrimiento de agua congelada en cráteres lunares a la sombra, un equipo de investigadores dirigido por Space Application Services construyó el primer prototipo de róver capaz de explorar los cráteres de la Luna en busca de hielo. Más adelante, el proyecto se encargaría de localizar lo que necesitarán los futuros exploradores para establecer un asentamiento de larga duración en la Luna. Tres años después, el desarrollo del nuevo róver sigue adelante gracias al apoyo de la UE en el marco del proyecto de seguimiento LUVMI-X (LUVMI-Extended). El róver de 2018 ha cambiado considerablemente y ahora está equipado con nuevos instrumentos para detectar volátiles en lugares remotos, estudiar el entorno lunar y su impacto sobre la salud humana, y medir la utilización de recursos «in situ». Jeremi Gancet, coordinador del proyecto, accedió a responder a algunas preguntas sobre las nuevas prestaciones del róver y lo que queda por hacer antes de que pueda despegar rumbo a la Luna.

La humanidad viajó a la Luna hace más de cuarenta años. ¿Cómo es que todavía persisten tantas lagunas en nuestro conocimiento sobre sus recursos, su entorno y sus posibilidades de habitabilidad?

Jeremi Gancet: Los logros del programa Apolo hace medio siglo fueron extraordinarios, pero aún existen enormes carencias en nuestro conocimiento y entendimiento de la geología y las condiciones ambientales lunares. Los astronautas del programa Apolo pasaron un total de tres días y medio en la superficie de la Luna (en seis misiones) y aprovecharon para ejecutar la mayor cantidad posible de experimentos científicos durante este período limitado y con las tecnologías disponibles en aquel entonces. Aprendimos mucho, pero fue solo un punto de partida. Todavía son muchas más las cosas que no sabemos sobre la Luna que las que conocemos. Varias sondas han contribuido recientemente a analizar las características geológicas de la Luna desde su órbita y han aportado indicios de la presencia de volátiles (hielo de agua) en las regiones polares y algunos cráteres de la Luna. El aprovechamiento de estos recursos podría revolucionar la exploración espacial. En los últimos diez años hemos asistido a una especie de «renacimiento de la exploración lunar», en el que las naciones espaciales han expresado un creciente interés por volver a la Luna. Este hecho se ha visto también favorecido por el auge de los agentes privados que ofrecen tecnologías competitivas para el vuelo y aterrizaje de naves espaciales: el regreso de los seres humanos a la superficie lunar será posible en pocos años por una fracción de lo que costó el programa Apolo, lo cual nos lleva al concepto LUVMI-X. Las propuestas robóticas como los róveres lunares transportan y despliegan sensores en zonas prometedoras, a kilómetros de distancia del lugar de aterrizaje. Es lo que queremos conseguir, con una «tecnología de movilidad» asequible que sea capaz de transportar y desplegar diversos instrumentos científicos a lugares remotos donde se espera que el rendimiento científico sea máximo.

En la actualidad hay róveres en desarrollo en todo el mundo. ¿En qué destaca LUVMI-X?

LUVMI-X incluye tanto instrumentos innovadores para la ciencia lunar como el róver en sí, que puede llevar esos instrumentos y operar con ellos en los lugares adecuados. Nuestro róver puede albergar una selección de sensores destinados a abordar cuestiones científicas de máxima prioridad para la comunidad. Los volátiles, en particular, son de interés primordial: aún nos quedan preguntas clave relativas a su distribución geográfica, su composición, la profundidad a la que pueden encontrarse, etc. El róver LUVMI-X es una plataforma bastante pequeña que pesa menos de 90 kg con todas las cargas útiles a bordo. Tiene una gran movilidad —puede circular sobre rocas de hasta 30 cm de altura— y ofrece una plataforma estandarizada para dar cabida a cargas útiles científicas. El róver LUVMI-X puede alojar instrumentos de tres formas diferentes: como cargas útiles fijas, como cargas útiles desprendibles y como cargas útiles eyectables (a una distancia de hasta 50 m del róver). Con este concepto, esperamos que LUVMI-X satisfaga las demandas y expectativas de muchos científicos y convierta la Luna en más accesible para la ciencia.

Ha elaborado también ideas creativas dirigidas al público en general, como una simulación y un tutorial para construir un róver. ¿Qué espera conseguir con estos conceptos?

Estas herramientas pueden ayudar a comprender mejor los retos que plantean las misiones lunares, las tecnologías implicadas y el modo en que LUVMI-X puede ayudar. El espacio y la exploración lunar son temas ideales para avivar la imaginación y atraer al grueso de la sociedad, especialmente a los jóvenes. Algunos socios de LUVMI-X están especialmente interesados en que LUVMI-X sirva como instrumento educativo. Por ejemplo, la Open University preparó extensos materiales didácticos para estudiantes de primaria y secundaria, que pronto estarán disponibles a través de nuestro sitio web y otros canales.

¿Cuáles diría que son los resultados más importantes del proyecto hasta ahora?

Nos encontramos en un momento clave del proyecto, en el que el trabajo de nuestros socios consiste en fabricar y probar los diferentes componentes de LUVMI-X. El hecho de que todos los instrumentos de LUVMI-X y el diseño de la plataforma del róver estén terminados en este momento es ya un éxito para nosotros, sobre todo si se tienen en cuenta todos los obstáculos que interpuso la COVID-19. Sufrimos restricciones de acceso a los laboratorios, la imposibilidad de viajar y reunirnos, retrasos en la fabricación de las piezas, etc. Integrar las contribuciones de los socios en el róver LUVMI-X es el siguiente paso significativo, que debería permitirnos proceder con la campaña de pruebas definitiva en lugares «análogos», es decir, en exteriores (naturales) o interiores (artificiales) que guarden ciertas similitudes con el entorno lunar.

¿Qué ocurrirá después? ¿Cuándo se enviará el róver a la Luna?

Cuando finalice el proyecto, en octubre de 2021, contaremos con un diseño preliminar de la versión de vuelo y un modelo terrestre probado en lugares adecuados. Sin embargo, para que LUVMI-X esté realmente listo para el vuelo, queda una brecha de maduración: debe perfeccionarse aún más el diseño general de vuelo y deben adquirirse las piezas específicas para ello, de coste muy elevado. Una vez superado todo lo anterior, deberá someterse la plataforma en su conjunto a una exhaustiva batería de pruebas de cualificación, entre ellas, de vacío, temperatura y vibración. El proceso de maduración general es exigente y costoso, y probablemente se prolongue tres o cuatro años tras la conclusión del proyecto LUVMI-X. ¡Esperamos que el primer róver LUVMI-X vuele a la Luna de aquí a 2025!

¿Qué implicaciones a largo plazo espera que tenga el proyecto?

El concepto LUVMI-X incluye instrumentos que ayudarán a caracterizar las propiedades del suelo lunar y la exposición a las radiaciones, a identificar la composición y la abundancia de los volátiles, etc. Si LUVMI-X pasa efectivamente a la siguiente fase, su rendimiento científico será muy elevado. Estos resultados científicos deberían ayudarnos a conocer mejor la geología y la historia de la Luna, así como a preparar el regreso humano a su superficie. También debería fomentar el desarrollo de tecnologías que permitan el uso de recursos locales, como apoyo de la presencia humana en la Luna, por supuesto, pero también como preparación para una exploración espacial más amplia.

Palabras clave

LUVMI-X, LUVMI, róver, exploración espacial, Luna, volátiles, agua