Presentación de los modelos agrícolas 2.0
Los ciudadanos quieren dietas saludables y alimentos con un precio razonable, mientras que los agricultores demandan una calidad de vida justa. Hasta ahora, la UE ha manejado bien este delicado equilibrio y lo ha hecho en parte gracias a modelos de proyección agrícola. Sin embargo, nuestro clima está cambiando. No se sabe con seguridad qué se podrá producir en unas décadas, cómo y a qué precio, y eso es una preocupación acuciante para el futuro de las zonas rurales. Tal y como señala Floor Brouwer, becario de investigación en el Instituto de Investigación Económica de la Universidad de Wageningen y coordinador ejecutivo del proyecto financiado con fondos europeos SUPREMA (SUpport for Policy RElevant Modelling of Agriculture): «Los modelos actuales son incapaces de manejar el entorno cada vez más complejo y la ampliación del alcance de análisis necesario». En otras palabras, está creciendo la brecha entre lo que los responsables políticos necesitan para mantener un sistema agrícola viable y la capacidad de los modelos que han estado usando hasta ahora. ¿Qué podemos hacer para cerrar esta brecha? «Queríamos crear nuevas relaciones entre los modelos existentes (ya sea del uso del suelo, la cadena de suministro, la ecologización de la PAC o la mitigación del clima), así como ampliarlos», afirma Brouwer. «Después de hacerlo, mejoramos el rendimiento y la capacidad de esos modelos, tanto de forma individual como en calidad de sistema vinculado, para incorporar nuevos desafíos de las políticas».
Hacia el 2050
Básicamente, el proyecto estudió posibles direcciones futuras para la modelización agrícola a través de la aplicación de escenarios. Realizaron una evaluación a medio plazo de los caminos de la política agrícola europea hasta 2030, así como una evaluación a largo plazo de los objetivos de cambio climático hasta 2050. «La evaluación del 2030 se centra en cuestiones como la ecologización de la PAC y las dietas saludables, mientras que la de 2050 investiga temas como el desafío de la mitigación del clima, las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el uso del suelo, y el potencial de mitigación de la agricultura europea», explica Brouwer. Basándose en estas evaluaciones, el equipo pudo desarrollar una hoja de ruta que señala a futuras direcciones viables para la modelización agrícola en la UE. Esto último se inspira en los comentarios de expertos en política y en la cadena de valor, así como de la comunidad científica, y abarca una amplia gama de cuestiones. Estos incluyen recomendaciones para satisfacer la demanda mundial de alimentos en el futuro, hacer frente a limitaciones medioambientales como la disponibilidad de agua y suelo, así como estrategias para crear una economía de base biológica, todas ellas cuestiones importantes para el desarrollo rural en general. Tras haber terminado todo ese trabajo, a lo largo de los últimos meses, los socios del proyecto se han centrado en sesiones de formación y seguirán haciéndolo al menos hasta principios de 2021. Tal y como señala Brouwer: «Queremos que los investigadores puedan utilizar nuestros modelos económicos, pero también pretendemos hacer correr la voz sobre los nuevos desarrollos y permitir que todas las partes interesadas comprendan mejor los resultados del modelo». En definitiva, la puesta en marcha mejorada de los modelos agrícolas de SUPREMA muestra el potencial y las limitaciones de los modelos agrícolas a la hora de responder a las necesidades políticas actuales y a los requisitos relacionados con la agricultura europea del futuro. Mientras, la hoja de ruta del proyecto (una versión actualizada que pronto se presentará a la Comisión Europea) proporcionará una gama de opciones valiosas para hacer que los modelos existentes estén preparados para el futuro.
Palabras clave
SUPREMA, modelos agrícolas, política agrícola, proyección, 2050, cambio climático