IMAJINE, un ambicioso proyecto para abordar las desigualdades territoriales en Europa
IMAJINE (Integrative Mechanisms for Addressing Spatial Justice and Territorial Inequalities in Europe), que se puso en marcha en enero de 2018 y finalizará en diciembre de 2021, incluye a dieciséis participantes de trece países y está coordinado por la Universidad de Aberystwyth del Reino Unido. El proyecto se ha esforzado por desarrollar mecanismos políticos de integración para abordar las desigualdades sociales en Europa. Ahora que entra en su último año, el proyecto ya ha logrado algunos hallazgos relacionados con las zonas rurales. En concreto, han observado que, en general, la desigualdad de ingresos entre el entorno rural y el urbano se ha reducido en toda Europa, aunque en menor medida para los hogares más pobres del rural. Además, dentro de las regiones existen muchas disparidades entre las zonas rurales y urbanas, que suelen encubrirse empleando métodos estadísticos oficiales.
La importancia de la migración sobre las desigualdades territoriales
Además, han descubierto que la migración funciona como un mecanismo informal por el que las personas negocian y mitigan las desigualdades entre zonas rurales y urbanas, por ejemplo, mediante el aprovechamiento de los costes diferenciales por propiedad para la movilidad social, los flujos de remesas y conocimientos y, por último, el «neorruralismo debido a las crisis», que se produce cuando los habitantes de las ciudades vuelven a sus raíces (o se mudan por primera vez) en zonas rurales en momentos difíciles. Estos hallazgos son el resultado de unos estudios detallados sobre la relación entre migración y desigualdad, que incluyen a los habitantes e inmigrantes afincados en Gales, Grecia, Irlanda, los Países Bajos, Polonia y Rumanía. El equipo del proyecto también señaló que pueden surgir tensiones entre las comunidades rurales debido a los flujos migratorios procedentes de las áreas urbanas, un fenómeno anecdótico que se manifestó muchas veces a lo largo de la pandemia, ya que los habitantes de las zonas rurales se preocupan por las infecciones que brotan en su región a causa de una afluencia de habitantes de las ciudades que esperan mejorar sus experiencias durante los confinamientos.
Un nuevo enfoque sobre la COVID-19
En lo que respecta a la pandemia, IMAJINE cambió su enfoque para comprender mejor cómo la COVID-19 afectaría a las desigualdades territoriales en Europa. El equipo observó que los efectos económicos y sociales de la pandemia han golpeado especialmente a las personas más pobres y a las regiones más desfavorecidas económicamente en los países que han tenido una mayor incidencia de casos. Detectaron que, en países con una incidencia relativamente baja de COVID-19, en conjunto, los casos tienden a estar concentrados en una o dos ciudades o regiones, como sucede en Finlandia, donde la mayoría de los casos se circunscribía a la región de Helsinki. Sin embargo, los resultados de la investigación de IMAJINE muestran que, aunque las agregaciones de casos tienden a iniciarse y crecer en regiones urbanas ricas, cuando el virus llega a regiones con menos afluencia (que a menudo son rurales), estas lo sufren mucho más, lo que evidencia la importancia de tomar medidas tempranas para contener geográficamente la COVID-19 a fin de limitar la gravedad de un brote. Además de consolidar todos los demás resultados, el equipo de IMAJINE ha continuado analizando la propagación geográfica del coronavirus a lo largo de 2020, fijándose concretamente en el impacto de la prosperidad y el ruralismo sobre la gravedad del brote.
Palabras clave
IMAJINE, desigualdades sociales, migración, zonas rurales, neorruralismo, COVID-19, coronavirus