Examinar el género a través de las experiencias históricas de los soldados con discapacidad y sus cuidadoras
Cada 11 de noviembre se recuerda a los caídos, los millones de soldados que perdieron la vida durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, es probable que los destinos de todos los soldados que sobrevivieron y regresaron a casa, así como los de las personas que los cuidaron, estén menos grabados en la conciencia colectiva actual. Por ejemplo, la responsabilidad del cuidado físico de los veteranos solía recaer en las mujeres de la familia. En el proyecto MenWomenCare (Men, Women and Care: The gendering of formal and informal care-giving in interwar Britain), financiado por el Consejo Europeo de Investigación (CEI), se ha estudiado a estos retornados y descubierto que sus experiencias no fueron tan siniestras como se podría imaginar. «Una de las principales conclusiones del proyecto es hasta qué punto los hombres, incluso aquellos que sufrían discapacidades graves, a largo plazo o muy visibles, pudieron volver a integrarse en la sociedad y la economía de posguerra», comenta Jessica Meyer, investigadora principal del proyecto y profesora adjunta de Historia británica moderna en la Universidad de Leeds. «Consiguieron gestionar su vida tras la guerra como excombatientes con discapacidad gracias a la atención y el apoyo de los miembros de su familia, los defensores de la comunidad y el Estado». La creación de una base de datos de los más de veinte mil archivos de pensiones individuales relativos a los excombatientes británicos de la Primera Guerra Mundial, objetivo principal del proyecto, contribuyó a estos hallazgos, ya que permitió realizar un análisis detallado de los archivos para examinar el cuidado que recibieron mientras se adaptaban para reinsertarse en la sociedad.
Examinar el género a través de la experiencia de las personas con discapacidad de guerra
«Para los hombres, las discapacidades planteaban graves dificultades para actuar de una forma que se podría describir como "adecuadamente masculina", como proveedores del hogar y como buenos maridos y padres», señala Meyer. «Esta problemática determinó muchas de sus interacciones con el Ministerio de Pensiones, que estaba dispuesto a garantizar que los excombatientes con discapacidad gozasen de toda la independencia económica que fuese posible». Sin embargo, esta situación podía ser motivo de conflicto, ya que el Ministerio establecía que ciertos miembros de la familia eran «dependientes anónimos», en lugar de proveedores de asistencia sanitaria con sus propias necesidades sociales y emocionales únicas. «El mejor ejemplo de ello es la nota que se incluía en las solicitudes de pensiones con el texto "verificar esposa", que mostraba que el Ministerio consideraba a la esposa como un objeto anónimo y se le asignaría un subsidio únicamente si el matrimonio se verificaba adecuadamente», explica Meyer. El género también es importante en lo que respecta a la división del trabajo: los parientes varones de los excombatientes con discapacidad solían actuar como defensores ante el Ministerio y ofrecer ayuda financiera si era necesario; mientras tanto, las mujeres de la familia prestaban atención sanitaria y se encargaban de las tareas domésticas. «La naturaleza generizada de la participación en la guerra también determinó la forma en que se prestaba la atención sanitaria», añade Meyer. «Por ejemplo, las labores de enfermería durante la guerra influyeron en las prioridades de atención sanitaria de las mujeres que dirigían organizaciones benéficas religiosas que cuidaron de las personas con discapacidad después de la guerra». Aunque no cabe duda de que se hace hincapié en la historia social de Gran Bretaña, Meyer señala que la investigación del proyecto sobre la domesticidad también es aplicable más allá de las costas de las islas británicas, especialmente en lo que respecta a nuestra comprensión de la historia anglosajona. Más concretamente, señala los efectos de la discapacidad de guerra sobre la desintegración familiar, en el contexto de la migración imperial de Gran Bretaña a sus colonias.
La transposición a la experiencia moderna
Meyer y su equipo también han aplicado el trabajo realizado con el proyecto MenWomenCare a las experiencias de los excombatientes y las personas con discapacidad de Gran Bretaña de la actualidad. «Detectamos que las actitudes, el lenguaje y las prioridades de los comités de evaluación médica del Ministerio de Pensiones en el período de la posguerra podían compararse directamente con las agencias modernas contratadas actualmente por el Gobierno británico para evaluar a las personas que solicitan subsidios de autonomía y otras prestaciones», comenta Meyer. De hecho, Meyer y una de sus compañeras, Eilis Boyle, enviaron pruebas documentales al Comité de Mujeres e Igualdad del Reino Unido basándose en su investigación para reivindicar un mejor apoyo a las familias como forma de abordar la actual crisis de la salud mental masculina. Aunque MenWomenCare finalizó oficialmente a finales de agosto de 2020, el objetivo a medio plazo de Meyer es utilizar las conclusiones del proyecto para elaborar una monografía sobre la historia social y cultural de las personas con discapacidad de guerra en Gran Bretaña. «En el libro se resaltarán las relaciones de género, pero se analizarán también el ciclo de vida y las representaciones culturales de las discapacidades de guerra», concluye.
Palabras clave
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