Entender la forma en que se conectan las migrantes es clave para fomentar su comprensión
A medida que aumenta el número de mujeres que migran hacia Europa y dentro de su territorio, ya sea para reunificar su familia, trabajar o huir de las zonas en guerra, la migración se feminiza. El uso de tecnologías de la comunicación como los teléfonos inteligentes puede tener un papel crucial en la vida de estas mujeres. Estos dispositivos permiten a las migrantes comunicarse a través de las fronteras, superar las barreras lingüísticas y conectar con nuevos mercados. «Estas tecnologías parecen ser capaces de borrar las lindes entre naciones y trascender las divisiones de origen racial y género», afirma la coordinadora del proyecto CONNECTINGEUROPE (Digital Crossings in Europe: Gender, Diaspora and Belonging) Sandra Ponzanesi, catedrática de Medios de Comunicación, Género y Estudios Poscoloniales en la Universidad de Utrecht (Países Bajos). «Aunque puede que todos aceptemos la idea del ciudadano conectado globalmente en un mundo sin fronteras, la reciente crisis migratoria de 2015 en adelante ha demostrado que nuestra sociedad también se esfuerza mucho por mantener a cada uno “en su lugar”. Reforzamos las fronteras, patrullamos las costas y vigilamos los mares». Se ha explorado esta incongruencia entre nuestra concepción de un mundo digitalizado y globalizado por un lado, y la persistencia de la exclusión y la marginación por otro, a través de la experiencia que viven los migrantes, especialmente las mujeres.
La migrante conectada
El proyecto CONNECTINGEUROPE, respaldado por el Consejo Europeo de Investigación (CEI), se inició en 2016 y se centró en la forma en que las redes sociales conectan a los grupos de migrantes y les proporcionan herramientas para la participación y la emancipación. En la investigación se examinó la experiencia de tres grupos de mujeres migrantes (somalíes, rumanas y turcas) en tres ciudades europeas (Londres, Ámsterdam y Roma). «Queríamos contrarrestar la idea de que las migrantes están privadas de derechos digitales y desconectadas», añade Ponzanesi. «Los móviles inteligentes, además de mantenerlos conectados, también sirven como archivo de fotografías y recuerdos. Son esenciales para el sentido de autoestima y pertenencia». Se llevaron a cabo entrevistas con los diferentes grupos de migrantes en cada ciudad. Si algo quedó claro fue que ningún grupo es homogéneo y que siempre es necesario abordar los temas intersectoriales y las cuestiones de ampliabilidad. No obstante, surgieron varios patrones comunes de carácter interesante. Entre los grupos turcos de Londres, por ejemplo, se evitaba divulgar la afinidad política en internet a fin de mantener la cordialidad y la coexistencia pacífica en el barrio. Entre los grupos de jóvenes somalíes, la conexión en línea con la cultura juvenil mundial era a menudo igual de intensa que los vínculos con su diáspora étnica. «También detectamos que las madres que habían dejado a sus hijos atrás utilizaban Skype, Facetime u otras formas de comunicación de muy bajo coste para mantener el contacto con ellos», explica Ponzanesi. «Estas tecnologías les permiten seguir participando en las rutinas diarias, lo que reduce la sensación de separación».
Unidos en la diversidad
Un éxito clave del proyecto CONNECTINGEUROPE ha sido subrayar la importancia de la repercusión emocional de la migración, así como el peaje emocional que puede cobrarse. Los exámenes académicos de la migración a menudo se centran únicamente en factores políticos y económicos. Este proyecto proporciona una rectificación oportuna de este enfoque. «Mostramos formas que prueban que la conectividad no es solo para unos pocos afortunados, sino que está al alcance y la disposición de todos», afirma Ponzanesi. «Así desafiamos la noción de que los medios de comunicación digitales son solo para los ricos, y que la alfabetización, las habilidades y las competencias necesarias son incompatibles con los migrantes». El proyecto también ha ofrecido una mirada a los intereses de las mujeres migrantes y a las aplicaciones que utilizan habitualmente. Estos datos generan una oportunidad para los responsables políticos, ya que podrían prepararse consejos y herramientas educativas para informar a las mujeres de las posibilidades de internet y sus amenazas, como el odio y la piratería en la red. Los proveedores de servicios sanitarios podrían aprovechar las opciones de las redes sociales para ayudar a los migrantes a superar la depresión, la soledad y el aislamiento. «Los migrantes y la migración no son un problema que haya que resolver, sino que son parte constitutiva de lo que es Europa y en lo que se está convirtiendo», señala Ponzanesi. «Un nuevo entendimiento de las redes digitales y las diásporas, que rompiera con el mito de la Europa Fortaleza y reviviera el maltrecho lema europeo “Unidos en la diversidad”, sería un legado fantástico».
Palabras clave
CONNECTINGEUROPE, migrantes, migración, digital, teléfonos inteligentes, diásporas