No existe un tratamiento basado en pruebas contra la COVID-19
Infección pulmonar leve, neumonía grave, insuficiencia orgánica y muerte; el efecto del coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave de tipo 2 (SARS-CoV-2) en el cuerpo humano es amplio e impredecible. Aunque los profesionales sanitarios siguen ciertas directrices para tratar pacientes con COVID-19, todavía no existe un tratamiento contra la enfermedad basado en pruebas. En respuesta a esta emergencia, se están llevando a cabo muchos ensayos clínicos aleatorizados que prueban los efectos de diferentes tratamientos. No obstante, un solo ensayo no suele ser una evaluación lo suficientemente fiable. A fin de que los tratamientos con eficacia comprobada se utilicen en la práctica clínica, es necesario recopilar pruebas de muchos ensayos, y observarlas y actualizarlas de forma continua. Con el apoyo parcial del proyecto COMPAR-EU, financiado con fondos europeos, unos investigadores están llevando a cabo una revisión sistemática viva de los ensayos clínicos aleatorizados con el objetivo de contribuir a las recomendaciones basadas en pruebas para el tratamiento contra la COVID-19. La primera edición de la revisión, «Interventions for treatment of COVID-19: A living systematic review with meta-analyses and trial sequential analyses (The LIVING project)» («Intervenciones para el tratamiento de la COVID-19: Una revisión sistemática viva con metaanálisis y análisis secuencial de ensayos (El proyecto LIVING)»), ha sido publicada en la página web de «ClinOwl».
Resultados de la revisión
Para evaluar de manera eficaz los efectos beneficiosos y nocivos de los diferentes tratamientos contra la COVID-19, se incluyeron en el estudio 33 ensayos clínicos aleatorizados con 13 312 participantes. Un ensayo que aleatorizó a 6 425 pacientes demostró que un fármaco antiinflamatorio llamado dexametasona podría ser más beneficioso que la atención normalizada en 2 casos: mortalidad por cualquier causa (la tasa de mortalidad por todas las causas de muerte en un período específico) y ventilación mecánica. Según se informó en la revisión completa de acceso abierto publicada en PLOS Medicine, «482/2 104 murieron en el grupo en el que se utilizó dexametasona en comparación con 1 110/4 321 en el grupo que recibió atención normalizada» y «482/2 104 experimentaron una o más reacciones adversas graves en el grupo en el que se utilizó dexametasona en comparación con 1 110/4 321 en el grupo que recibió atención normalizada». Un metaanálisis realizado en dos ensayos comparó el efecto del fármaco antivírico de amplio espectro remdesivir con un placebo. El remdesivir pareció tener un efecto más beneficioso sobre las reacciones adversas graves (incidentes médicos que eran potencialmente mortales o resultaron en hospitalización o muerte), pero no pareció tener ningún efecto sobre la mortalidad por cualquier causa o sobre las reacciones adversas no graves. En un metaanálisis de seis ensayos más, la hidroxicloroquina, un fármaco comúnmente utilizado para prevenir y tratar la malaria, pareció tener un efecto nocivo sobre las reacciones adversas no graves y ningún efecto sobre la mortalidad por cualquier causa o las reacciones adversas graves. «Nuestro estudio demostró que la dexametasona y el remdesivir podrían resultar beneficiosos para los pacientes con COVID-19, pero la certeza de las pruebas fue de baja a muy baja, por lo que se necesitan más ensayos. Podríamos rechazar la idea de que la hidroxicloroquina es beneficiosa para los casos de COVID-19 en cuanto a la reducción de la mortalidad y las reacciones adversas graves en un nivel de reducción del riesgo relativa del 20 %», afirmaron los investigadores en la revisión. Los resultados de cinco ensayos individuales fueron estadísticamente significativos, pero carecieron de pruebas suficientes para llegar a una conclusión realista sobre los efectos de los fármacos. Ninguno de los resultados en los ensayos individuales restantes proporcionó pruebas de una diferencia en los tratamientos experimentales sobre los resultados de la revisión predichos por los investigadores. La conclusión fue que, en la actualidad, no existe un tratamiento seguro basado en pruebas para la COVID-19, una deficiencia que podría abordarse con más ensayos clínicos aleatorizados de calidad con un bajo riesgo de sesgo. Los autores concluyeron: «Se necesitan con urgencia pruebas adicionales, en especial, ensayos que evalúen los efectos de la dexametasona y el remdesivir». Con el apoyo de COMPAR-EU (Comparing effectiveness of self-management interventions in 4 high priority chronic diseases in Europe), la revisión continuará ofreciendo datos esenciales para ayudar en el tratamiento contra la COVID-19 y la investigación clínica de esta enfermedad. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto COMPAR- EU
Palabras clave
COMPAR-EU, COVID-19, coronavirus, ensayos clínicos, pruebas, revisión