Análisis del bienestar mental de los adolescentes y adultos jóvenes durante la COVID-19
El inicio de la pubertad, asociado a profundos cambios en los impulsos, las motivaciones, la psicología y la vida social a lo largo de la adolescencia, es una etapa complicada. Los efectos perturbadores de la COVID-19, que ha repercutido en millones de vidas, hacen que sea crucial analizar las necesidades de salud mental de los jóvenes. Con el apoyo parcial del proyecto PROSOCIAL, financiado con fondos europeos, un grupo de investigación interdisciplinar ha comenzado a examinar cómo afecta al cerebro adolescente el confinamiento debido al coronavirus. Según se cita en una noticia, la catedrática Eveline Crone de la Universidad Erasmo de Róterdam, que auspicia el proyecto PROSOCIAL, declara lo siguiente: «El objetivo de esta investigación es averiguar si esta crisis pandémica, además de afectar a la salud mental de los adolescentes, influye en la forma en que estos contribuyen a las necesidades de otras personas. La investigación está aún en curso, pero los primeros resultados muestran que, durante el confinamiento, los adolescentes se esforzaron más que antes por entender el punto de vista de los demás, “toma de perspectiva social”, según el lenguaje de este campo de investigación». De acuerdo con los hallazgos, los adolescentes tuvieron en cuenta las necesidades de los demás durante el confinamiento. «Al mismo tiempo, observamos que sus ocasiones para llevar a cabo acciones prosociales —ayudar a otras personas en la vida real— se redujeron, en comparación con la situación previa a la pandemia, lo que posiblemente señala los efectos del distanciamiento social y del confinamiento», comenta Crone. Aunque «el virus se considera una guerra en la que tenemos que combatir, el nivel de confianza es muy alto. Dicho esto, también ha habido algunos incidentes aislados —aunque preocupantes— de conducta antisocial entre los adolescentes», añade. La catedrática Crone espera que los jóvenes muestren capacidad de resiliencia durante esta crisis, pero también teme «que la crisis aumente las desigualdades sociales, que afectarán sobre todo a los adolescentes que ya tenían menos oportunidades antes de la crisis».
Cargas emocionales y prácticas
Como se explica en la misma noticia, a efectos del estudio, el equipo de investigación envió cuestionarios diarios a más de seiscientos adolescentes de Róterdam, en los que se abordaron su estado de ánimo, sus tensiones y ejemplos diarios de cómo ayudar a los demás «a examinar las variaciones de los estados emocionales de estos jóvenes y a averiguar si tenían la ocasión de llevar a cabo acciones sociales positivas». Basándose en los resultados, Crone cree que los jóvenes cargarán con «el peso de esta crisis en los años venideros: comenzarán su carrera laboral en una crisis económica y además tendrán que enfrentarse a problemas mayores, como el cambio climático y las tensiones internacionales». Y añade: «Deben tener su propio papel en este nuevo mundo de desafíos y sentir que pueden contribuir a los objetivos más amplios de la sociedad». Crone hace hincapié en su interés por comparar los grupos analizados en la investigación antes y después de la crisis del coronavirus «y evaluar los efectos en el neurodesarrollo de los niños y adolescentes que participen en nuestros estudios a lo largo de varios años». Además, la catedrática participa en un estudio mundial sobre este asunto. El proyecto PROSOCIAL (The neural basis of prosocial development in adolescence) continuará hasta septiembre de 2022. Dicho proyecto se configuró para analizar el desarrollo de la conducta prosocial en la adolescencia, «centrándose en los cambios conductuales respecto a los actos de ayudar, compartir y dar, e incluye tanto evaluaciones conductuales como neuroimagenología», según se señala en un informe periódico en CORDIS. Para obtener más información, consulte: Proyecto PROSOCIAL
Palabras clave
PROSOCIAL, COVID-19, coronavirus, joven, persona joven, adolescente, salud mental