Un sistema innovador para que los pacientes de ictus lleven una vida más sana
Los ictus recurrentes o secundarios tienen un mayor riesgo de muerte o discapacidad que el primero. La tasa de mortalidad de un primer ictus se ha reducido en los últimos años, pero no así la de los ictus secundarios. «La prevención de ictus secundarios ha ofrecido buenos resultados en el laboratorio, pero mucho menos entre la población general», confiesa Margarita Anastassova, coordinadora del proyecto financiado con fondos europeos STARR. Una de las razones principales es que los resultados sanitarios positivos dependen de que los pacientes sigan los tratamientos recomendados. «No obstante, esta adherencia a los tratamientos sigue siendo todo un reto».
Métodos de diseño centrados en el usuario para evitar ictus
Tras consultar con más de ciento sesenta pacientes que han sufrido ictus, cuidadores y profesionales médicos de España, Francia, Suecia y Reino Unido, el equipo de STARR desarrolló un sistema de apoyo a la toma de decisiones y autogestión modular, rentable y fácil de usar. El sistema informa a los pacientes de ictus sobre la relación entre sus actividades diarias, como la toma de medicamentos, la actividad física y la dieta, y el riesgo de sufrir un segundo ictus. El sistema se basa en un modelo predictivo informático previo que calcula el riesgo de padecer un ictus secundario. También se basa en dispositivos vestibles que detectan la actividad física, dispositivos médicos conectados que controlan parámetros médicos como la tensión y el colesterol, y servicios de autogestión para pacientes de ictus que ofrecen recomendaciones y apoyo para aumentar la adherencia a los tratamientos recetados y optar por un estilo de vida más sano. Las aplicaciones móviles, los juegos serios y una plataforma basada en la visión para realizar ejercicio en casa son los principales servicios de autogestión integrados en el sistema. Los pacientes de ictus podrán llevar un estilo de vida más sano, practicar los ejercicios de rehabilitación por sí mismos o con un terapeuta y controlar la hipertensión a fin de evitar un ictus secundario.
Beneficios para los pacientes en proceso de recuperación
Los socios del proyecto evaluaron la utilidad, la usabilidad y la accesibilidad del sistema, así como su efecto en la calidad de vida y autonomía de los pacientes de ictus y sus cuidadores. Instalaron la innovación en el hogar de dieciocho pacientes de ictus españoles a los que se les pidió que lo utilizaran por sí mismos durante el periodo de seis meses que duró la fase piloto. La mayoría (83 %) estaban muy satisfechos y mostraron una independencia y conocimiento de los factores de riesgo de ictus mayores. La tensión arterial también mejoró. Solo un paciente precisó ser ingresado de urgencia, lo cual resultó muy oportuno para corregir un aumento grave de la tensión arterial que podría haber derivado en un ictus. Es más, realizaron más consultas a tiempo e informadas a especialistas y médicos de cabecera que el grupo que no usó el sistema durante el mismo periodo. En este segundo grupo, se produjo una muerte y dos accidentes isquémicos transitorios. Las propuestas tecnológicas de STARR aumentarán la independencia de los pacientes de ictus al ofrecerles información adecuada y elementos motivadores para que controlen parámetros de salud fundamentales como la tensión y la dieta. «Este mayor control podría dar lugar a menos hospitalizaciones y readmisiones hospitalarias, y a consultas más oportunas e informadas a médicos de cabecera y especialistas», explica Anastassova. Los pacientes de ictus y los profesionales sanitarios muestran un gran interés en el sistema y sus servicios integrados. Algunos de los socios del proyecto prevén aprovechar comercialmente los resultados o desarrollar en mayor medida los servicios por separado. «Confiamos en que el sistema STARR será un compañero de valor incalculable para los pacientes de ictus y sus cuidadores cuando se comercialice», concluye Anastassova.
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