Investigadores europeos entregan un componente vital para un telescopio de nueva generación
La investigación europea está asegurándose de nuevo una posición prominente en la escena internacional, esta vez en relación a la exploración del espacio profundo, gracias a MIRI o Instrumento para el Infrarrojo Medio, una cámara y espectrógrafo tan sensible que sería capaz de detectar la luz de una vela encendida en una de las lunas de Júpiter. Este logro se celebró el 9 de mayo en el Instituto de Ingeniería y Tecnología en Londres (Reino Unido) mediante una ceremonia especial de entrega entre el consorcio europeo encargado de su construcción y la Agencia Espacial Europea (ESA). MIRI será un componente integral del Telescopio Espacial James Webb (JWST), que sustituirá al Hubble en 2018. El telescopio, cuyo nombre rinde homenaje a un gestor de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos (NASA) que se erigió en gran defensor de la investigación científica en el espacio, orbitará a 1 500 000 kilómetros del Sol, en un punto de equilibrio gravitatorio entre el Sol y la Tierra conocido como el segundo punto de Lagrange o L2. Desde allí apuntará hacia el espacio profundo y se espera que logre captar momentos de la «primera luz» generada por las primeras estrellas y la formación de las galaxias más primigenias. Además permitirá estudiar mejor los procesos de nacimiento de estrellas y sistemas planetarios. En la observación astronómica, cuanto más lejos se alcanza a mirar, más cerca se está de presenciar galaxias en sus primeros estadios de formación y, gracias al JWST, se podrán observar galaxias formadas tan sólo unos pocos cientos de millones de años después del Big Bang. Thomas Henning, director del Instituto Max Planck de Astronomía (MPIA) y uno de los directores del consorcio europeo encargado de la construcción del instrumento, declaró en relación a este logro tecnológico: «MIRI es sensible a un rango concreto de radiación infrarroja [a longitudes de onda de entre 5 y 28 micrómetros] que nos permitirá escrutar el interior de las nebulosas en las que se forman las estrellas y los planetas y además presenciar nacimientos cósmicos con un nivel de detalle sin precedentes. Lograremos examinar al detalle los remolinos de gas y polvo en los que se están formando los planetas.» Esta capacidad para captar imágenes en el infrarrojo es uno de los componentes principales del JWST. Las imágenes obtenidas en el espectro visible son estéticamente impresionantes, pero sólo aportan a los investigadores una idea parcial de los procesos que tienen lugar en el espacio pues el gas y el polvo obstaculizan el campo visual. En cambio, el infrarrojo puede penetrar en este tipo de barreras polvorientas y proporcionar imágenes de estas estrellas escondidas. Además de observar los confines del espacio, el JWST está perfectamente capacitado para explorar los planetas del Sistema Solar, los cometas y otros objetos del Cinturón de Kuiper. Esta característica se debe a que los objetos relativamente fríos emiten su radiación principalmente en el espectro infrarrojo. Otros objetos estelares que serán objeto de estudio en este espectro son enanas marrones y nubes en el medio interestelar compuestas por gas en estado iónico, atómico y molecular, polvo y rayos cósmicos. En el desarrollo de MIRI y en la solución de los múltiples y graves problemas técnicos que han surgido en el proceso han trabajado más de doscientos científicos durante más de diez años. Oliver Krause dirigió un equipo del grupo de Astronomía Espacial en el Infrarrojo del MPIA encargado de dar con diversas soluciones para el instrumento, como por ejemplo la mecánica de una rueda de filtro. Según explicó el propio Krause: «MIRI es un instrumento muy versátil; se pueden insertar varios filtros y otros elementos que le permiten realizar distintos tipos de mediciones como la obtención de imágenes y espectros. Pero en el caso de los telescopios espaciales, algo tan sencillo como colocar un filtro con precisión delante de un detector es un reto de primer orden. La rueda de filtros experimentará vibraciones intensas durante el lanzamiento del Ariane 5 y después habrá de funcionar con mucha precisión durante años, sin mantenimiento, a una temperatura de -266 grados Celsius.» Los objetos que viajan al espacio han de superar el viaje que los saca de la atmósfera y estar operativos a una temperatura cercana al cero absoluto, -273 grados Celsius. Tras la ceremonia de Londres, MIRI viajará hasta el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland (Estados Unidos), en un contenedor medioambiental especialmente diseñado y construido para protegerlo de la humedad y para que mantenga una temperatura estable. Tras su llegada comenzará una fase de pruebas de dos años de duración con el objeto de garantizar su integración con el resto de instrumentos del JWST y prepararlo para su lanzamiento en 2018.Para más información, consulte: ESA: http://www.esa.int/esaCP/SEM3TFTWT1H_Spain_0.html Instituto Max Planck de Astronomía: http://www.mpia.de/Public/menu_q2e.php
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