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Señalan diferencias en la mortalidad por ictus en Europa y Asia central

Un nuevo estudio internacional señala una diferencia cada vez más acusada entre países de Europa y Asia central en la cantidad de personas que fallecen por ictus. El trabajo, publicado en la revista European Heart Journal, revela que la tasa de mortalidad por ictus se encuentr...

Un nuevo estudio internacional señala una diferencia cada vez más acusada entre países de Europa y Asia central en la cantidad de personas que fallecen por ictus. El trabajo, publicado en la revista European Heart Journal, revela que la tasa de mortalidad por ictus se encuentra en descenso en las naciones del Oeste de Europa desde finales de la década de los años noventa, justo al contrario que en países de Asia central y el Este de Europa, incluidos Kazajstán, Polonia y Rusia. Estudios anteriores habían señalado una relación significativa entre la prevalencia de hipertensión y los fallecimientos por ictus, ante lo cual diversos especialistas llamaron la atención sobre la disparidad entre las medidas de control de la tensión arterial que se aplican en cada país. «La mortalidad por ictus guarda una relación directa con el porcentaje de personas hipertensas en las distintas regiones de Europa. El seguimiento de posibles cambios en el tiempo puede resultar extremadamente útil para estar al tanto de la incidencia de hipertensión, el factor de riesgo cardiovascular más importante», explicó el profesor Josep Redón, Director Científico del Instituto de Investigación Sanitaria (INCLIVA) de la Universidad de Valencia (España) y primer firmante del artículo publicado. El profesor Redón y sus colaboradores analizaron estadísticas de ictus facilitadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) relativas a 35 naciones y al período comprendido entre los años 1990 y 2006. Seguidamente dividieron los países conforme a criterios de clasificación de la propia OMS en tres categorías demográficas: el grupo A estaba compuesto por naciones con una mortalidad infantil (menores de cinco años) y adulta muy baja; el grupo B estaba formado por naciones con mortalidad infantil y adulta baja; y el grupo C lo constituían países con una mortalidad infantil baja y una mortalidad adulta elevada. Los investigadores estudiaron las tendencias en dichos países durante el período cubierto y observaron que en 2002 se registraron cerca de 1,23 millones de muertes por ictus, siendo mayor la proporción de mujeres que de hombres. Los autores consideran que esta proporción superior se debe a la mayor longevidad de las mujeres. El 60% de los fallecidos eran mayores de 75 años, por sólo un 4% de individuos menores de 55. La mortalidad media más elevada se registró en los grupos B y C. En Rusia la tasa fue de 274 por 100.000 habitantes, mientras que en Israel fue de 38 por 100.000. Cabe destacar que en Portugal y Croacia la tasa era del doble que la media en el grupo A; concretamente, la tasa en Portugal fue de 138 por 100.000 y en Croacia de 139 por 100.000 siendo la media del grupo A de 88 por 100.000. Al evaluar las tendencias en el tiempo, los autores hallaron que entre 1990 y 2006, la mortalidad por ictus descendió considerablemente, en cerca de 40 por 100.000 habitantes en el grupo A, en cerca de 37,5 por 100.000 en el grupo B, y en cerca de 20 por 100.000 en el grupo C. «Se desprende el sorprendente dato de que la mortalidad por ictus se encuentra en una fase de desigualdad entre países que no hace sino acrecentarse a pasos agigantados», aducen los investigadores. «Los países que ya habían logrado tasas de mortalidad bajas en la parte final del siglo XX consiguieron reducirlas aún más, mientras que los países que poseían tasas de mortalidad por ictus moderadas o elevadas (los de los grupos B y C de este informe) al inicio del período examinado registraron otro incremento sin precedentes en esta causa de muerte. Suponiendo que la mortalidad por ictus refleja de forma directa la tensión arterial media en determinada población, los datos recogidos en este trabajo demostrarían sin ningún género de dudas la necesidad de implantar medidas para mejorar el diagnóstico, el tratamiento y el control de la hipertensión en aquellos países en los que se observa un aumento en las consecuencias de la hipertensión. El método más aconsejable es la implantación de medidas para intensificar el control de la tensión arterial, siendo también necesaria la aplicación de estrategias de prevención primaria.» El ictus es la tercera causa más común de muerte, después de los infartos de miocardio y el cáncer, y es el origen del 3% de los casos de discapacidad en edad adulta. Para los próximos nueve años se prevé la duplicación de la incidencia de ictus como consecuencia de la hipertensión, la diabetes y la obesidad. A este estudio contribuyeron de manera muy significativa especialistas de República Checa, Dinamarca, Francia, Italia, España y Estados Unidos.Para más información, consulte: European Heart Journal: http://eurheartj.oxfordjournals.org/ Universidad de Valencia: http://www.uv.es

Países

Chequia, Dinamarca, España, Francia, Italia, Kazajstán, Polonia, Rusia, Estados Unidos

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