Científicos obtienen acceso a un superordenador europeo
Científicos al frente de diez proyectos de investigación distintos han recibido autorización para realizar valiosas tareas de computación con JUGENE, uno de los superordenadores más potentes del mundo. La concesión de acceso a JUGENE para estos proyectos, que pertenecen a campos tan variados como la astrofísica, las ciencias de la tierra, la ingeniería y la física, se debe a la labor del proyecto PRACE («Asociación por la computación avanzada en Europa»). Científicos de muy diversas disciplinas precisan la potencia que brindan los superordenadores para solucionar algunos de los problemas más acuciantes para nuestra sociedad. Ésta es precisamente la razón de ser de PRACE, que pretende establecer en Europa una infraestructura de computación de alto rendimiento al servicio de la investigación. Su labor está respaldada por las partidas presupuestarias «Infraestructuras de investigación» del Sexto y el Séptimo Programas Marco de la UE (6PM y 7PM) y por el ESFRI, el Foro de Estrategia Europea de Infraestructuras de Investigación, que otorgó al proyecto condición de prioritario. JUGENE, alojado en el Centro de Investigación de Jülich (Alemania), es el primer superordenador de dicha red y destaca por ser el ordenador más rápido que existe en Europa para la realización de investigaciones públicas. La competencia por obtener acceso a esta instalación de categoría mundial es muy intensa. De hecho, a raíz de su primera convocatoria de propuestas, PRACE recibió 68 solicitudes en las que se pedía un total de 1.870 millones de horas de computación. Los 10 proyectos seleccionados, dirigidos por científicos de Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal y Reino Unido, se repartirán más de 320 millones de horas de computación pura. La selección obedeció a los criterios de excelencia científico-técnica, necesidad ineludible de acceder a un superordenador de máxima potencia y perspectivas de obtención de resultados científicos significativos dentro del tiempo asignado. A Jochen Blumberger, del University College de Londres (UCL, Reino Unido), se le han concedido 24,6 millones de horas de computación pura para investigar el transporte de electrones en las células fotovoltaicas orgánicas. Estas células constituyen una alternativa prometedora a las fabricadas con silicio. Son económicas y fáciles de producir, y también ligeras y flexibles, por lo que pueden colocarse en ventanas, paredes y tejados de forma sencilla. Por contra, presentan una eficiencia baja en la conversión de luz en electricidad, lo cual se atribuye en parte al destino aún desconocido de los electrones fotogenerados. El trabajo del Dr. Blumberger en JUGENE servirá para comprender mejor los procesos que tienen lugar en las células fotovoltaicas orgánicas. Otro de los seleccionados es Frank Jenko, del Instituto Max Planck de Física del Plasma (Alemania). Su proyecto, que se enmarca en el sector energético y que dispondrá de 50 millones de horas de computación pura, esclarecerá la turbulencia en plasmas y contribuirá al megaproyecto internacional sobre energía de fusión ITER. Otro investigador del UCL, Peter Coveney, dedicará los 17 millones de horas concedidas al estudio de los fluidos turbulentos. Predecir las propiedades de estos es extremadamente difícil, y su trabajo podría resultar esclarecedor en los ámbitos de la previsión meteorológica, el transporte y la dispersión de contaminantes, los flujos gaseosos en motores y la circulación sanguínea. Por su parte, Zoltán Fodor, de la Universidad Belga de Wuppertal (Alemania), dispondrá de 63 millones de horas para remontarse en el tiempo hasta el origen del Universo, una época en la que partículas diminutas en grado infinitesimal como los quarks y los gluones se unieron para dar lugar a protones y neutrones, y estos a núcleos atómicos. El Dr. Fodor y sus colaboradores se proponen analizar las propiedades de la materia en fuerte interacción en «condiciones extremas». Las capas límite atmosféricas son fundamentales en el proyecto propuesto por Harmen Jonker, de la Universidad de Delft (Países Bajos), dotado con 35 millones de horas. Estas capas sufren modificaciones por efecto del calentamiento diurno y la cizalladura del viento. La comprensión de este fenómeno es indispensable para elaborar modelos meteorológicos, climáticos y de calidad del aire que sean precisos. Los proyectos restantes que han obtenido acceso a JUGENE en esta ronda de convocatorias de propuestas tratan sobre dinámica molecular, reconexión magnética, deformación de metales, supernovas y quarks.
Países
Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, Reino Unido