La nidada del cuco a vista de pájaro
Los cucos son conocidos por dos características: su peculiar canto y su costumbre de hacer sus puestas en los nidos de otros pájaros, una práctica que ha fascinado a ecólogos y ornitólogos del mundo entero. Una nueva investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) muestra de qué manera distingue un pájaro si un huevo depositado en su nido es suyo o de otro pájaro. Los resultados, publicados esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), aportan datos sobre una lucha evolutiva que se prolonga ya más de 20 millones de años. La mayoría de las especies de cuco crían a sus propios polluelos, pero hay otras que no lo hacen que se denominan parásitos de puesta, es decir, pájaros que ponen sus huevos en el nido de otro pájaro. Tan sólo siete grupos de aves han seguido esta ruta evolutiva, entre ellos una especie de pato. Los Drs. Claire Spottiswoode y Martin Stevens de la Universidad de Cambridge realizaron experimentos de campo en África basados en tests prácticos y un nuevo modelo informático que les permitió observar de cerca los comportamientos de los cucos parasitarios y sus huéspedes. Los investigadores estudiaron dos especies tropicales africanas: el tejedor cuclillo (Anomalospiza imberbis) y el prinia de dorsos castaños (Prinia subflava), en cuyo nido suele depositar sus huevos el cuco. La mayor parte del trabajo sobre estas especies se ha realizado en Europa y América del Norte, donde ambas especies son relativamente jóvenes en términos evolutivos. Sin embargo, en África ambas aves mantienen una lucha que comenzó hace cerca de 20 millones de años. Parece ser que cuanto más se perfecciona la capacidad del cuco para conseguir que sus huevos se parezcan a los del prinia con el fin de introducirlos en su nido, mayor capacidad desarrolla éste último para descubrir a los impostores. La Dra. Spottiswoode afirmó que «el prinia hace unas puestas que probablemente sean más variadas que las de cualquier otro pájaro del mundo, probablemente a causa de la prolongada batalla evolutiva que libra contra el tejedor cuclillo. Los huevos son comparables a un billete de curso legal debido a la variedad y complejidad de sus marcas, probablemente para dificultar que el parásito los imite.» Los científicos prepararon una serie de «pruebas de rechazo» en el sur de Zambia que consistieron en introducir huevos ajenos al prinia en su nido para observar si éste los expulsaría. Además, recopilaron datos detallados sobre la forma y el color de los huevos mediante un espectrómetro y los introdujeron en un modelo informático. Para analizar la complejidad de las formas y colores se utilizó también una cámara digital. Este tipo de análisis se realizaba hasta ahora a simple vista, pero la visión humana difiere en gran medida de la de las aves. Los pájaros poseen cuatro tipos de conos en sus ojos que les permiten percibir luz ultravioleta y detectar una mayor variedad de formas y colores que los humanos. Las pruebas indicaron que el prinia tiene una capacidad extremadamente desarrollada para rechazar huevos ajenos debido a que detectan diferencias mínimas en el color y la forma de los huevos del parásito. El prinia consigue distinguir los huevos del parásito prestando atención precisamente a los rasgos de éstos que más difieren de los de su propia puesta. A consecuencia de esto, y por efecto de la selección natural, los huevos del tejedor cuclillo son cada vez más parecidos a los del prinia. La investigación recibió fondos de la Royal Society del Reino Unido, el Consejo de Investigación de la Biotecnología y las Ciencias Biológicas (BBSRC) del Reino Unido y el Centro de Excelencia DST/NRF de Sudáfrica.
Países
Reino Unido