Una investigación sobre los ácidos grasos podría conducir a un nuevo tratamiento contra la diabetes
Un equipo científico financiado con fondos comunitarios ha descubierto que los vasos sanguíneos y los músculos del corazón pueden regular la absorción de ácidos grasos a partir de los alimentos ingeridos, y además ha desentrañado la manera en que lo hacen. Los resultados de su trabajo, publicados en la revista Nature, podrían allanar el camino hacia nuevos tratamientos contra la acumulación de grasa en los músculos, fenómeno que redunda en un mayor riesgo de padecer diabetes del tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. El estudio fue parte del proyecto comunitario LYMPHANGIOGENOMICS («Descubrimiento a nivel pangenómico y análisis funcional de nuevos genes en la linfangiogénesis»), en el que participaron 16 socios y que recibió 9 millones de euros por medio del área temática «Ciencias de la vida, genómica y biotecnología aplicadas a la salud» del Sexto Programa Marco (6PM). El organismo se aprovisiona de ácidos grasos a partir de alimentos tales como la carne, el pescado y productos lácteos. Algunos de estos ácidos, como el omega 3, que se encuentra en pescados grasos como la caballa, el salmón, el atún y el fletán, pueden contribuir a reducir el riesgo de ictus y enfermedades cardiovasculares. Diversas investigaciones han demostrado que una acumulación excesiva de ácidos grasos en los músculos puede contribuir al desarrollo de resistencia a la insulina y, en consecuencia, diabetes del tipo 2, de la que están aquejados alrededor de 38 millones de europeos. Por consiguiente, para poder hallar formas de controlar esta afección, es imprescindible comprender cómo se regula la absorción de los ácidos grasos. Hasta ahora no se ha estudiado con propiedad la manera en la que el organismo utiliza los vasos sanguíneos para manejar los ácidos grasos, a pesar de que éstos deben atravesar las células de las paredes vasculares antes de que se metabolicen en los músculos. El equipo científico referido estudió una proteína llamada VEGF-B (factor B de crecimiento endotelial vascular), que se encarga de la comunicación entre los músculos y los vasos sanguíneos. Los científicos observaron una correlación entre la concentración de VEGF-B y el contenido mitocondrial y de energía de los músculos. Además, se percataron de que dicha proteína puede regular el nivel de FATP (proteínas transportadoras de ácidos grasos) en las paredes vasculares. El director del equipo, Ulf Eriksson, profesor asociado del Departamento de Bioquímica Médica y Biofísica del Instituto Karolinska (Suecia), explicó: «Los ratones que carecían de la proteína VEGF-B o de sus receptores en las paredes de los vasos sanguíneos presentaban una absorción menor de grasa en los músculos y el corazón y también una acumulación menor de grasa en los distintos tejidos. La grasa residual se acumulaba en el tejido adiposo blanco, por lo que el peso de estos ratones era ligeramente mayor.» El hallazgo más destacado a efectos de la investigación sobre la diabetes consiste en que los ratones carentes de proteína VEGF-B, que por esta característica presentaban una absorción menor de grasa en los músculos, presentaban una absorción más elevada de azúcar en el corazón. Los principales indicios que delatan la presencia de diabetes del tipo 2 son resistencia a la insulina, absorción reducida de azúcar en los músculos e hiperglucemia. Así pues, los resultados de este proyecto proporcionan información nueva y útil de cara al desarrollo de nuevos tratamientos contra la diabetes del tipo 2 y varias otras afecciones metabólicas. «Es bien conocida la relación que existe entre, por un lado, la acumulación de grasa en tejidos musculares y la resistencia a la insulina, y por otro, la diabetes en adultos», apuntó el profesor Eriksson. «Estamos realizando un trabajo riguroso de búsqueda de formas de influir en la señalización de la insulina y de reducir la glucemia en ratones diabéticos bloqueando la señalización de la VEGF-B.» En el estudio participaron también investigadores de la Universidad de Uppsala, la Universidad de Gotemburgo y el Hospital Universitario Sahlgrenska, todos en Suecia, y la Universidad de Kuopio, en Finlandia.
Países
Finlandia, Suecia