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El informe TEEB insta a los gobiernos a acordar un conjunto de medidas contra el cambio climático

La iniciativa TEEB (The Economics of Ecosystems and Biodiversity, o «Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad») ha publicado una actualización de su informe de mayo de 2008 sobre la necesidad económica de proteger los ecosistemas del mundo. TEEB, un estudio a largo plazo...

La iniciativa TEEB (The Economics of Ecosystems and Biodiversity, o «Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad») ha publicado una actualización de su informe de mayo de 2008 sobre la necesidad económica de proteger los ecosistemas del mundo. TEEB, un estudio a largo plazo financiado con fondos comunitarios al que contribuyen científicos, economistas y especialistas en política de todo el mundo, repasa las consecuencias específicas de que los gobiernos no alcanzaran un acuerdo ambicioso relativo al cambio climático en Copenhague el próximo mes de diciembre. El propósito del estudio TEEB consiste en evaluar los costes de la pérdida de biodiversidad y el consecuente declive de los servicios ecosistémicos mundiales, comparándolos con los costes de realizar una conservación eficaz y un uso sostenible. Alemania y la Comisión Europea pusieron en marcha esta iniciativa en 2007, en gran parte para responder a una propuesta planteada por los Ministros de Medio Ambiente del Grupo de los 8 (G8) y de otros cinco países en Potsdam (Alemania). El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha acogido la iniciativa TEEB, que recibe además el apoyo de varias organizaciones nacionales e internacionales. El informe provisional publicado en mayo de 2008 reveló indicios de las importantes pérdidas económicas y repercusiones en el bienestar de las personas (valoradas en entre 1,4 y 3,2 billones de euros al año) debidas a las continuas pérdidas de biodiversidad y degradación de los ecosistemas. TEEB recomendó que los gobiernos tuvieran en cuenta los beneficios generales del almacenamiento natural de carbono cuando elaboren el conjunto de medidas financieras relativas al carbono forestal de cara a la cumbre de Copenhague. La versión actualizada del informe incluye un análisis de la situación de emergencia en la que se encuentran los arrecifes de coral e incide en sus repercusiones tanto en la protección de las costas como en las economías regionales. Los científicos responsables del informe TEEB han descubierto que, si los arrecifes de coral ya pueden sufrir daños irreversibles a concentraciones de dióxido de carbono (CO2) de más de 350 partes por millón (ppm), en la práctica las concentraciones ya han superado con creces este umbral y continúan en aumento. Las altas temperaturas y la acidificación oceánica son las principales causas de este incremento. Según afirma Pavan Sukhdev, director del proyecto TEEB, los arrecifes desempeñan una función indispensable de protección de las costas frente a las marejadas ciclónicas (que se prevé que aumenten) y otros fenómenos climatológicos extremos. Si los niveles de CO2 se asientan en las 450 ppm, este ecosistema valorado en miles de millones de dólares podría extinguirse y llevarse con él el sustento de 500 millones de personas en tan sólo unas décadas. «Los servicios ecosistémicos que ofrecen los arrecifes de coral, de los que dependen, por ejemplo, la protección de las costas y los criaderos de peces, están valorados en hasta 170.000 millones de dólares [119.000 millones de euros] al año», explicó el Sr. Sukhdev. «Alrededor de quinientos millones de personas necesitan estos servicios para poder vivir, y más de la cuarta parte de las especies de peces marinas dependen de los arrecifes de coral.» La información relativa a los arrecifes de coral se extrajo de una declaración científica sobre el cambio climático y los arrecifes de coral publicada tras una asamblea de la Royal Society del Reino Unido, «El programa internacional sobre el estado de los océanos (IPSO) y la Royal Society», en Londres (Reino Unido) el pasado julio. El Sr. Sukhdev, quien también dirige la iniciativa Green Economy («Economía Verde») del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, añadió: «Las consecuencias económicas son importantes, pero no lo son menos las sociales y humanitarias. Se ha puesto de relieve que no basta un simple análisis de costes y beneficios para captar las dimensiones éticas de las decisiones sobre políticas climáticas internacionales, tanto las actuales como las de las próximas décadas y años, sobre todo en relación con un ecosistema que se encuentra en un punto de inflexión climático.» El grupo de expertos analizó diversas cuestiones relacionadas con el cambio climático, en concreto aspectos políticos, los costes económicos de no intervenir, las oportunidades de políticas específicas, posibilidades y riesgos financieros, así como el grado de concienciación de ciudadanos y consumidores. «En la actualidad, muchos gobiernos se plantean realizar inversiones de miles de millones de dólares en la captura y almacenamiento de carbono en centrales eléctricas», comentó Achim Steiner, Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo del PNUMA. «Quizás es hora de realizar un análisis exhaustivo de costes y beneficios para comprobar si la opción tecnológica es capaz de emular la capacidad de la naturaleza para capturar y almacenar carbono, un sistema natural que se ha ido perfeccionando durante millones de años, sin olvidar los numerosos beneficios adicionales para los recursos hídricos y el freno a la pérdida de biodiversidad.» Karl Falkenberg, Director General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, afirmó: «Los hallazgos del informe TEEB demuestran que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad se deben abordar a la vez. Refuerzan el objetivo de la UE de llegar a un acuerdo ambicioso y preciso en Copenhague que incluya reducciones en las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y también la creación de mecanismos a escala mundial para poner fin a la deforestación tropical. En pocas palabras, no podremos detener la pérdida de biodiversidad si no mitigamos el cambio climático. Y no podremos mitigar el cambio climático ni adaptarnos a él si no protegemos nuestros valiosos ecosistemas y su biodiversidad.» Los directores del proyecto esperan que sus hallazgos ayuden a allanar el terreno para una nueva «economía verde» en el siglo XXI, en la cual los recursos naturales o basados en la naturaleza estén plenamente integrados en la planificación económica y política. La segunda fase del estudio finalizará en 2010 y se presentará en Nagoya (Japón) en el X Congreso de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica en octubre 2010.

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