Investigadores europeos estudian islas de calor urbanas en bicicleta, desde el aire y el espacio
Este verano, unos equipos de investigación se han dedicado al estudio del fenómeno relacionado con el cambio climático de las «islas de calor urbanas» empleando dispositivos montados sobre bicicletas en los Países Bajos y tecnologías terrestres y aéreas en Grecia. Las dos investigaciones forman parte de un proyecto más amplio dedicado a comprender, mitigar y adaptarse a las temperaturas cada vez más altas de las ciudades europeas. Las olas de calor afectan con más intensidad a las ciudades debido a su gran densidad de edificación y a la escasez de zonas verdes. El efecto «isla de calor urbana» se refiere al fenómeno consistente en que la temperatura sea más elevada durante el día y el enfriamento nocturno natural sea menor en las ciudades que en las zonas circundantes. Este efecto perjudica de manera especial a los más mayores; de hecho, durante las olas de calor, las tasas de mortalidad en zonas urbanas son muy superiores a la media. En agosto, investigadores de la Universidad de Wageningen (Países Bajos) instalaron equipos de medición en dos bicicletas adaptadas y recorrieron con ellas Róterdam y Arnhem, ciudades participantes en el proyecto comunitario Future Cities («Ciudades futuras»). Las bicicletas podían maniobrar con facilidad incluso por los callejones de estas poblaciones sin perder la horizontalidad y la estabilidad necesarias para que los equipos, alimentados por energía solar, funcionasen sin problemas. Se recogió información de varios puntos de la ciudad durante un periodo de 24 horas. Los sensores midieron la temperatura, humedad, dirección y velocidad del viento y la cantidad de luz solar e intercambio de calor y radiación. Las mediciones se realizaron cada segundo y se tomaron fotografías a intervalos fijos durante la ruta mediante una cámara situada a 50 cm sobre el suelo cuyo objetivo gran angular no dejó de apuntar hacia el cielo en ningún momento. Esto permitió calcular la cantidad de suelo oscurecido por edificios o vegetación. Estas tareas sacaron a relucir una destacable diferencia de temperatura nocturna de 7 °C entre la ciudad de Róterdam y las afueras situadas más allá del aeropuerto. Sorprendentemente, a pesar de que la temperatura de la ciudad durante el día superaba en 2 °C a la del aeropuerto, la temperatura en uno de los parques de la ciudad (De Twee Heuvelen) se situó 2,4 °C por debajo de la registrada en el aeropuerto durante la tarde; una variación de 4,4 °C en el área urbana. La sensación de calor en la ciudad superaba en 6 °C a la del aeropuerto. Los resultados del estudio realizado en Arnhem fueron similares. Los investigadores de Future Cities determinarán los factores concretos que crean diferencias térmicas dentro de una misma ciudad. Sus datos serán de utilidad para elaborar normas y herramientas de diseño que sirvan para que los encargados de urbanismo mitiguen los efectos del cambio climático en el calor que soportan las ciudades. Por otra parte, la ciudad de Atenas y sus alrededores se sometieron a estudio desde el cielo mediante satélites y dos aviones equipados con equipos de medición y también desde el suelo gracias a un grupo de expertos en clima urbano y teledetección que tomaron mediciones. En las tareas participó un avión español dotado de un instrumento denominado «espectrómetro de imágenes hiperespectrales» sensible tanto a la luz visible como a longitudes de onda térmicas infrarrojas. Entretanto, un avión griego midió la temperatura, presión, humedad relativa y turbulencia del aire. Varios satélites, entre los que se incluyen dos satélites de la ESA, aportaron más datos de interés. Por su parte, científicos españoles y griegos en tierra efectuaron mediciones atmosféricas y radiométricas. Los investigadores se encuentran ahora analizando los datos recopilados. Las mediciones se repetirán a finales de este año y de nuevo el año que viene. «El análisis del corpus de datos nos permitirá obtener una comprensión más profunda de la variación que se produce en las islas de calor urbanas atenienses», explicó Kostas Kourtidis, de la Universidad Demócrito de Tracia y encargado de las mediciones en tierra. «De esta forma, confiamos en acercarnos a la posibilidad de realizar predicciones operativas de las temperaturas urbanas con gran resolución espacial.» Los investigadores esperan que los resultados finales les ayuden a mejorar las evaluaciones de las islas de calor urbanas, desarrollar técnicas de predicción de olas de calor urbanas, mejorar los sistemas de alerta y perfeccionar la planificación urbana al señalar zonas metropolitanas en las que el efecto es menos intenso. Future Cities recibe fondos del programa comunitario Interreg IVB NWE (Europa noroccidental), el cual cofinancia proyectos que aportan soluciones a problemas comunes mediante la cooperación transnacional. El objetivo de Future Cities consiste en ayudar a las ciudades de Europa noroccidental a que sean capaces de superar los efectos previstos del cambio climático (por ejemplo la intensificación de las islas de calor urbanas y las riadas) mediante la transformación proactiva de las estructuras urbanas. Entre los participantes se encuentran los ayuntamientos de Tiel, Arnhem y Nijmegen (Países Bajos), Hastings (Reino Unido), la Provincia de Flandes Occidental (Bélgica), las agencias del agua alemanas y Rouen-Seine Aménagement (Francia).
Países
Grecia, Países Bajos