Un estudio europeo muestra que cuando a los profesores les gusta la ciencia, a los estudiantes también
¿Alguna vez ha culpado a su profesor por odiar la ciencia? Si su respuesta es afirmativa, no es el único. Un nuevo estudio muestra que el descenso del número de estudiantes en Europa que eligen estudiar ciencias está influido por la actitud que adoptan tanto los centros educativos como el profesorado. Los resultados de la investigación se aplicaron en el proyecto POLLEN («Polen: simientes de ciencia en las ciudades, un estrategia comunitaria para el crecimiento sostenible de la educación científica en Europa»), que recibió fondos de la UE por medio del Sexto Programa Marco (6PM) por valor de 1,75 millones de euros. En este estudio, dirigido por la profesora Tina Jarvis, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Leicester (Reino Unido), se examinó cómo se desarrollan los conceptos de ciencia y tecnología en la mente de los niños. Esta acción de apoyo específico se centró en desarrollar un modelo para la renovación de la educación científica en centros de educación primaria, sobre la base de un estudio experimental ya llevado a cabo en doce países europeos, en concreto Bélgica, Alemania, Estonia, España, Francia, Italia, Hungría, Países Bajos, Portugal, Eslovenia, Suecia y Reino Unido. Otros tres países se han sumado al programa en este tiempo: Luxemburgo, Rumanía y Eslovaquia. Esta estrategia estaba pensada para fomentar la autonomía de los niños, así como el pensamiento crítico y sus aptitudes lingüísticas, pero sobre todo su disposición a aprender más sobre la ciencia y la tecnología. El estudio también confirmó que los profesores ya no consideran la ciencia como una asignatura difícil de impartir. Se estimuló su motivación mediante el apoyo y los recursos adicionales que se les proporcionaron, incluida una guía metodológica en la que se explicaban los principios básicos de la estrategia basada en el estudio («inquiry-based approach») y un proceso iterativo. Por su parte, la profesora Jarvis indicó: «Existe preocupación por el descenso del número de alumnos que eligen estudiar ciencias en Europa. Hay indicios de que la falta de interés por la ciencia tiene su origen en la escuela primaria y es especialmente evidente entre las chicas.» Según la investigadora, es importante que los Estados miembros «eduquen a los científicos potenciales del futuro, así como a los ciudadanos, para que se impliquen en temas sociocientíficos». Otro factor importante que habría que examinar es la actitud de las escuelas y de los profesores con respecto a la ciencia, en particular porque desempeñan un papel determinante en la elección de la carrera de un estudiante, así como en que cada estudiante alcance o no su objetivo. La profesora Jarvis presentó la investigación en la conferencia «Cambiar la actitud con respecto a la ciencia de los alumnos de primaria y sus profesores en Europa», que se celebró a mediados de marzo. Según sus resultados, los estudiantes inician su educación con una visión estrecha o imprecisa de la ciencia y la tecnología. Su evolución se ve influida por dos factores: la escuela y la formación de los profesores. Tras dos años de estudio, la profesora Jarvis y su equipo identificaron cuatro tipos de profesor y determinaron quién necesitaba diferentes tipos de «reciclaje científico» («science in-service»), un programa que ayuda a cambiar las actitudes ante la ciencia. Se demostró que existía un vínculo entre los tipos de profesor y el ritmo de evolución del entendimiento de la ciencia por parte de los alumnos, así como de otras actitudes. Cabe señalar que otros estudios posteriores realizados por el Centro Nacional Espacial del Reino Unido confirmaron la importancia que reviste la actitud de los profesores ante la ciencia. Creado hace más de una década y abierto al público en 2001, este centro con sede en Leicester realiza actividades de educación, información e investigación. Aproximadamente 50 000 estudiantes visitan el centro cada año.