Gusanos que mejoran los ensayos de contaminación del suelo
Una investigadora neerlandesa ha descubierto que la exposición de invertebrados que se encuentran en el suelo y en los sedimentos, como los gusanos y los colémbolos, a sustancias químicas tóxicas permite medir de manera más precisa la contaminación del suelo. La Dra. Miriam León Paumen de la Universidad de Ámsterdam también ha observado que una exposición prolongada puede tener un impacto significativo en el ciclo vital de estos invertebrados. Sus resultados apoyan la teoría que afirma que es imposible presuponer efectos graduales en las evaluaciones de riesgos relativas a la contaminación del suelo y sedimentos. La Dra. Paumen expuso varios invertebrados a compuestos aromáticos policíclicos (CAP) y observó que «afectaban en buena medida y de manera impredecible» al ciclo vital de las especies. Los CAP son un grupo de sustancias químicas que se encuentran en los aceites minerales y el alquitrán, entre otros, y su origen se encuentra en la combustión incompleta de combustibles fósiles y productos derivados del petróleo. Según los expertos, en el medio ambiente existen numerosos CAP que la UE ha declarado como «sustancias tóxicas prioritarias». Según el organismo de financiación NWO (Organización Neerlandesa para la Investigación Científica) «estos efectos crónicos pueden ser distintos de los efectos producidos por una exposición a corto plazo a CAP». Según la NWO, los resultados muestran que las pruebas de la contaminación del suelo y los sedimentos son más fiables si están respaldadas por los efectos de una exposición prolongada de la fauna del suelo y los sedimentos a sustancias tóxicas. Los efectos de los CAP sobre invertebrados terrestres y bentónicos (especies que viven en el fondo de una masa de agua) se emplean para calcular los riesgos de contaminación de suelos y sedimentos. La Dra. Paumen evaluó los efectos de dos CAP «estándar» (es decir, convencionales) y cuatro «nuevos» (no convencionales) en una o más generaciones de invertebrados terrestres y acuáticos: dos especies de gusanos, una especie de colémbolo (un pequeño insecto que se encuentra en los suelos) y una especie de quironómido (un mosquito que no pica que se encuentra cerca del agua). Al exponer a los invertebrados a CAP en ensayos del ciclo vital, la investigadora observó efectos altamente predecibles en el desarrollo de las especies en el 70 % de los casos; en concreto, observó un desarrollo atrofiado altamente predecible. Las especies estaban sometidas a la influencia de suelo y sedimentos contaminados con CAP. Según la NWO, con frecuencia se producen efectos considerables e impredecibles en el ciclo vital debido a una exposición prolongada, en particular como consecuencia de los nuevos CAP. Un experimento multigeneracional también mostró que resulta imposible predecir los efectos que tendrán estos CAP tóxicos en varias generaciones. «Las relaciones habituales entre concentración y respuesta se convirtieron en una respuesta todo o nada con un valor umbral claro [es decir, un punto de inflexión claro]», indicó la NWO. «La Dra. Paumen ha demostrado que los efectos de una exposición prolongada pueden ser muy diferentes, de modo que las evaluaciones de riesgo basadas en estas mediciones son más precisas», manifestó la NWO, y añadió que su investigación «ofrece la oportunidad de mejorar la precisión las evaluaciones de riesgo». Una empresa establecida en los Países Bajos ya ha aplicado algunas de las nuevas técnicas en emplazamientos contaminados. En el estudio también participaron el Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente neerlandés (RIVM) y el sector del petróleo, dada la importancia de los CAP para el petróleo crudo y sus productos de combustión.
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Países Bajos