La percepción del ritmo es innata, según un estudio con bebés
Los bebes recién nacidos son capaces de detectar secuencias rítmicas de sonido, según afirma un grupo de investigadores de Hungría y Países Bajos. Sus descubrimientos, publicados en la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences) son el resultado del proyecto EMCAP («Cognición Emergente mediante Percepción Activa»), financiado con 1,95 millones de euros del Sexto Programa Marco (FP6). La percepción del ritmo es un componente esencial de la comunicación humana, ya que ayuda a la gente a descubrir el momento idóneo para contestar o intervenir en una conversación, sin lo cual no serían posibles el entendimiento ni la cooperación. La música constituye una disciplina idónea para explorar este fenómeno, puesto que es universal (como el lenguaje) y obedece a una estructura clara. Hasta ahora se sabía poco sobre la forma en la que los recién nacidos procesan el ritmo. Estudios realizados con anterioridad habían mostrado que los bebés comienzan a percibir el ritmo de la música durante sus primeros siete meses de vida, lo que se atribuía mayormente a que los bebés son mecidos al ritmo de la música por quienes cuidan de ellos. No obstante, sigue siendo objeto de debate la cuestión de si esta capacidad es innata o aprendida. En este estudio, los científicos colocaron electrodos en la cabeza a niños de dos y tres días de edad que dormían acompañados de sus madres y les hicieron escuchar secuencias rítmicas a través de unos auriculares. Las secuencias, que consistían en ritmos básicos de rock tocados con caja, bajo y platillos, se reprodujeron para los pequeños cientos de veces y se registraron las respuestas cerebrales. De forma periódica (un 10% del tiempo), se omitía de la secuencia rítmica el primer golpe de ritmo del compás. Cuando esto ocurría los bebés se daban cuenta, lo que significa que sus cerebros reaccionaban a lo ocurrido como algo inesperado. Las reacciones de los bebés a la omisión en dicho compás fueron similares a las reacciones observadas en un grupo de control de 14 adultos que escucharon las mismas secuencias. «En los adultos», explican los investigadores, «la omisión esporádica de alguna característica periódica de una secuencia de sonido provoca una respuesta cerebral discriminante denominada « potencial de disparidad ». En estudios anteriores realizados con recién nacidos se observaron respuestas similares a la introducción de un tono armónico en un ruido de fondo. La percepción del ritmo implica reconocer un ciclo rítmico completo e identificar dónde comienza. Los recién nacidos demostraron que eran capaces de reconocer el momento de comienzo, dado que no se apreció ninguna reacción especial a omisiones de sonidos en otras partes menos importantes del ciclo sonoro. «Así pues, parece que la capacidad de captar el ritmo en secuencias rítmicas sonoras existe desde el nacimiento», concluyen los autores. «Nuestros resultados muestran que, si bien el aprendizaje por movimientos debe desempeñar un papel destacado, el sistema auditivo del recién nacido es en apariencia sensible a periodicidades y permite formarse expectativas sobre el comienzo de un nuevo ciclo.» A raíz de estos descubrimientos surgen dudas trascendentales sobre el aprendizaje y el origen de la música. La sensibilidad de los recién nacidos a características musicales sobresalientes, especulan los autores, podría significar que la música supone una ventaja evolutiva. Los autores advierten de que es necesario profundizar en el tema para esclarecer si los neonatos pueden también construir una representación métrica ordenada y con jerarquía y no sólo reconocer un ritmo. EMCAP, que finalizó en septiembre de 2008, llevó a cabo experimentos de percepción y estudios de modelización informática sobre la cognición musical. Su objetivo fue la investigación de comportamientos cognitivos complejos en sistemas artificiales.
Países
Hungría, Países Bajos