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La Comisión presenta planes para abordar el cambio climático

La Comisión Europea ha adoptado hoy un ambicioso paquete de propuestas para ayudar a la UE a lograr sus compromisos sobre el cambio climático y abordar cuestiones de seguridad energética. En el documento se expone en términos concretos cómo logrará la UE sus objetivos de «20...

La Comisión Europea ha adoptado hoy un ambicioso paquete de propuestas para ayudar a la UE a lograr sus compromisos sobre el cambio climático y abordar cuestiones de seguridad energética. En el documento se expone en términos concretos cómo logrará la UE sus objetivos de «20/20/20 antes del 2020», acordados en 2007 por los dirigentes europeos. Estos objetivos incluyen reducir en un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los niveles de 1990, fomentar la eficiencia energética en un 20% e incrementar hasta un 20% la cuota de energías renovables en el consumo energético total, todo ello de aquí a 2020. El paquete incluye un régimen de comercio de los derechos de emisiones actualizado; objetivos nacionales específicos y vinculantes para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en cada Estado miembro; un nuevo enfoque para fijar objetivos para las energías renovables, aplicando nuevamente un planteamiento adaptado a cada país; un plan para promover tecnologías de captura y almacenamiento de carbono; y nuevas normas de ayuda estatal para tomar medidas de protección medioambiental. «Responder al desafío del cambio climático es la mayor prueba política para nuestra generación», afirmó el Presidente de la Comisión, José Manuel Barroso. «Nuestra misión, es más, nuestro deber, es proporcionar el marco político adecuado para que la economía europea respete el medio ambiente y siga liderando la intervención internacional para proteger nuestro planeta.» La Comisión desea hacer hincapié en las oportunidades empresariales que ofrece el cambio a una economía baja en carbono. «Este paquete de propuestas, creado a partir del innovador régimen comunitario de comercio de derechos de emisión europeo, demuestra a nuestros socios mundiales que las medidas tajantes para combatir el cambio climático son compatibles con el crecimiento económico ininterrumpido y con la prosperidad», afirmó el Comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas. «Permite a Europa encabezar la carrera hacia una economía mundial con emisiones de carbono reducidas, que desencadenará una ola de innovación y creará nuevos puestos de trabajo en tecnologías limpias.» Entre las propuestas hay un plan para reforzar el mercado único del carbono a escala comunitaria, que incluirá más gases de efecto invernadero (actualmente sólo está incluido el CO2) y englobará a todos los principales emisores industriales. Según la Comisión, los ingresos provenientes del régimen de comercio de derechos de emisión (ETS), que podría ascender a los 50.000 millones de euros de aquí al 2020, deberían reinvertirse en el sector energético para apoyar la investigación y la innovación en ámbitos como las energías renovables y la captura y el almacenamiento de carbono. Estos fondos también podrían utilizarse para ayudar a países en desarrollo a adaptarse al cambio climático. Como se anticipaba, la Directiva propuesta sobre las energías renovables incluye el objetivo de un porcentaje mínimo del 10% de biocarburantes en el transporte hasta el 2020, que se aplicará en todos los Estados miembros. Después de las críticas de algunas partes respecto de la sostenibilidad de los biocarburantes, la Comisión ha propuesto criterios medioambientales estrictos para garantizar que los biocarburantes logren un nivel mínimo de reducción de gases de efecto invernadero y no entren en conflicto con otras políticas medioambientales. Otro documento del paquete trata sobre las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCS), con las que se extrae el CO2 de los gases de combustión industriales y se transporta a formaciones geológicas adecuadas, donde se almacena. El aspecto del almacenamiento ya está relativamente bien desarrollado; diversos proyectos europeos de investigación han mejorado nuestro entendimiento de cómo se comporta el CO2 cuando se inyecta en formaciones geológicas, y ya se está almacenando CO2 en sitios como el del proyecto Sleipner en el Mar del Norte. Estudios de este emplazamiento han confirmado que el CO2 está confinado de forma segura en su depósito. El CO2 almacenado en Sleipner se extrae del gas natural antes de quemarlo. Sin embargo, la creación de un sistema a gran escala para extraer CO2 de los gases de combustión de una central eléctrica es un gran reto. La Plataforma Tecnológica Europea de Centrales Eléctricas de Combustibles Fósiles con Emisiones Cero (ETP ZEP) ha identificado quince proyectos de demostración a escala compoelta que podrían avanzar con el marco económico adecuado. Un país que está a la cabeza en el campo de la CCS es Noruega. Está planeando organizar un proyecto de CCS de gran envergadura en Mongstad, en el oeste de Noruega, que debería estar en funcionamiento antes de 2014. Aunque Noruega no es un Estado miembro de la UE, participa en algunas iniciativas paneuropeas sobre la CCS y desea que estas tecnologías se extiendan en toda la UE. Obviamente, la implementación de todas estas políticas costará dinero. No obstante, el Comisario Barroso hizo hincapié en que actuar resultará menos costoso que no hacer nada. La Comisión calcula que el paquete costará «menos del 0,5% del PIB hasta el 2020», lo que equivale a «alrededor de 3 euros a la semana para todos». En comparación, no actuar costaría más de diez veces esa cantidad. La Presidencia eslovena del Consejo de la UE recibió con agrado las propuestas de la Comisión y se comprometió a comenzar inmediatamente un debate sobre este tema a todos los niveles. «Confiamos en que el enfoque constructivo y el apoyo de los Estados miembros y del Parlamento Europeo conducirán a la adopción final del paquete en la primavera de 2009 a más tardar», se lee en un comunicado de la Presidencia. Al mismo tiempo, los eurodiputados acogieron con gran agrado las propuestas, y Marianna Thussen, del Partido Popular Europeo - Demócratas Europeos, calificó el día de histórico. «Esta Comisión será recordada como la Comisión que presentó un plan general para la energía», afirmó. Los Liberales también acogieron con agrado la propuesta, pero indicaron que se necesita hacer mucho más para abordar el cambio climático. Los Socialistas se mostraron escépticos con respecto al objetivo de los biocarburantes, y el eurodiputado Hannes Swoboda comentó que «tenemos que tener una mejor tecnología para los biocarburantes». Claude Turmes, del Partido Verde, también acogió con agrado las propuestas, pero expresó su miedo de que la legislación podría debilitarse por luchas internas entre los Estados miembros sobre sus objetivos respecto de las energías renovables. La industria de la energía renovable recibió las propuestas como «una herramienta muy importante para el desarrollo de un mercado sostenible del sector de la energía renovable». «Esta Directiva tan esperada contiene los elementos necesarios que deberían ayudar a lograr el objetivo del 20%», comentó Arthouros Zervos, Presidente del Consejo Europeo de Energía Renovable. «Ahora esperamos que los Estados miembros y el Parlamento mejoren el documento jurídico y se pongan de acuerdo con respecto a la Directiva este año, ya que queda poco tiempo.» Los grupos ecologistas fueron menos entusiastas con respecto a las propuestas, las cuales, según ellos, se quedan cortas. Tanto el WWF como Greenpeace afirman que les habría gustado ver un compromiso de reducir las emisiones en un 30% de aquí a 2020. También sostienen que los criterios medioambientales relativos a los biocarburantes no son lo suficientemente sólidos.

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