Un proyecto sobre la fibra de plástico financiado con fondos comunitarios podría reducir los costes de las redes
Un proyecto europeo que utiliza fibra de plástico y componentes comunes podría hacer las redes ópticas tan simples y asequibles en coste que cualquiera podría instalarlas en su casa, haciendo así realidad la tecnología para un Internet más rápido. Actualmente, las redes de telecomunicaciones de Europa utilizan fibra óptica, pero las conexiones entre las centralitas y cada hogar siguen basándose casi en su totalidad en hilo de cobre. A pesar de los repetidos esfuerzos de las empresas de telecomunicaciones por sacar más rendimiento al cobre, por medio de la banda ancha de ADSL y las infraestructuras de cable para televisión, llevar la fibra óptica hasta el hogar del consumidor podría resultar el único modo de satisfacer su demanda de conexiones cada vez más rápidas. Sin embargo, se reconoce que éste es un ejercicio imposible, puesto que quitar el cobre e instalar fibra óptica sería excesivamente costoso. El objetivo del proyecto POF-ALL, financiado con fondos comunitarios, es dar con una solución técnica para el elevado coste de llevar la fibra óptica hasta el hogar del consumidor. Los socios del proyecto decidieron concentrarse en el cableado del interior de los edificios, que normalmente supondría el 30% del coste de instalar una conexión de fibra óptica desde la centralita hasta la vivienda. Estos últimos cien metros, aproximadamente, se conocen como extremo de la red. «Comprendimos que podemos reducir el coste de la instalación de este extremo empleando una tecnología más simple», explicó Alessandro Nocivelli, director ejecutivo de Luceat SpA, uno de los socios del proyecto. «Si pudiéramos utilizar una tecnología cuyo uso fuera tan simple que cualquiera pudiera instalarla, eso ahorraría a las compañías de telecomunicaciones el 30% del costo de la red de acceso, es decir, varios miles de millones de euros a nivel de toda la Unión Europea.» Para los ingenieros que participan en el proyecto, la clave para conseguir un extremo de red más simple y económico es una fibra óptica hecha de plástico en lugar del vidrio, más común, por varias razones. Primero, las fibras de vidrio se valen de una luz de láser infrarroja e inocua para transmitir la señal a mucha más velocidad. Segundo, son resistentes. Las fibras de plástico son mucho más gruesas que las fibras de vidrio, un milímetro o más, y pueden utilizarse sin necesidad de ninguna herramienta ni técnica especial. Según los socios del proyecto, POF-ALL ya está obteniendo resultados. Los socios han construido un sistema que emplea luz verde para transmitir 100 Mbps a una distancia de 300 metros, que es la velocidad que las compañías de telecomunicaciones esperan ofrecer a sus clientes dentro de entre cinco y diez años, y cincuenta veces más rápido que la conexión típica de banda ancha de ADSL. El segundo logro, utilizando luz roja, es transmitir a una velocidad diez veces mayor (1 Gbps) a través de una fibra de treinta metros de longitud. Para cuando acabe el proyecto, en junio de 2008, esperan haberlo extendido hasta los cien metros. «Entonces, por supuesto, nos propondremos conseguir distancias mayores», señaló el Sr. Nocivelli. «Ya hemos demostrado que la fibra de plástico no quedaría obsoleta en diez años, sino que sería válida para los próximos treinta años. Con esa velocidad en casa, se podría descargar un DVD entero en treinta segundos.» Los beneficios de la fibra óptica de plástico para Europa podrían ser inmensos. En la actualidad, el mercado de la tecnología de las redes ópticas está dominado por compañías estadounidenses y japonesas, pero el Sr. Nocivelli opina que las compañías europeas tienen la oportunidad de tomar la iniciativa, tal y como hicieron con los teléfonos móviles. «El estándar GSM, desarrollado en Europa, se ha adoptado en casi todo el mundo. Sin duda, éste es el tipo de éxito que anhelamos», afirmó.