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Detección olfativa "bioelectrónica" de enfermedades

Un nuevo proyecto financiado con fondos europeos versa sobre el desarrollo de una nariz "bioelectrónica" capaz de ayudar al médico a diagnosticar todo tipo de enfermedades. Actualmente, la tecnología punta en fabricación de narices se basa en los polímeros conductores eléctr...

Un nuevo proyecto financiado con fondos europeos versa sobre el desarrollo de una nariz "bioelectrónica" capaz de ayudar al médico a diagnosticar todo tipo de enfermedades. Actualmente, la tecnología punta en fabricación de narices se basa en los polímeros conductores eléctricos, parecidos a los plásticos pero que son conductores eléctricos. La preparación de estos materiales se acomoda a la absorción y respuesta a diversas moléculas odoríferas. Cada nariz artificial cuenta con un conjunto de sensores poliméricos específicos de sustancias. Ahora bien, los efluvios provocan en los sensores todo tipo de respuestas, cuyo modelo global requiere análisis. Además, la sensibilidad de los detectores sigue siendo baja. El proyecto Receptronics se ha aproximado al mundo olfativo con otro sentido. "Nos planteamos reproducir los fenómenos biológicos", comentó a Noticias CORDIS el profesor Hywel Morgan, de la Universidad de Southampton. En la nariz se encuentran células que contienen moléculas fijadas en las membranas celulares. La unión con una molécula olfativa produce una apertura en la molécula y una corriente eléctrica que crea un estímulo que se transmite al cerebro. Los investigadores del proyecto Receptronics emplearán técnicas de ingeniería para desarrollar receptores que sean sensibles a diferentes sustancias, partiendo de diseños presentes en los sistemas olfativos animales. Los receptores se incorporarán, en formación, en las membranas, uniéndose cada receptor a una interfaz electrónica capaz de detectar las señales electrónicas transmitidas al unirse el receptor con la molécula objetivo. El sistema se implantará en un chip del tamaño de una tarjeta de crédito. La nariz bioelectrónica tendrá, según informa el profesor Morgan, una sensibilidad entre 100 veces y 1.000 veces superior a la de las actuales narices electrónicas. Este proyecto de tres años de duración se centrará en diseñar un sistema médico de detección de hormonas que puedan utilizar los profesionales para diagnosticar un amplio abanico de enfermedades. Pero hay más. Esta nariz bioelectrónica de gran sensibilidad podría tener aplicaciones en otros muchos campos, desde la detección de explosivos hasta la medición de la frescura de los alimentos. "La mayoría de los olores son percibidos e identificados por el ser humano", explica Morgan. "Cuando se haya encontrado un sustituto tecnológico, se podrá aplicar la detección de efluvios en multitud de áreas". El proyecto Receptronics (siendo su nombre completo "Label Free Biomolecular Detectors: at the Convergence of Bioengineered Receptors and Microelectronics") aglutina a investigadores de Italia, Reino Unido, Francia y Grecia. Ha obtenido 1,99 millones de euros con cargo al VI Programa Marco.

Países

Grecia, Francia, Italia, Reino Unido

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