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Synthesis of methanol from captured carbon dioxide using surplus electricity

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Los sectores de gran consumo energético pueden formar parte de la transición hacia las bajas emisiones de carbono

Un proyecto de investigación financiado con fondos europeos ha demostrado que centrales energéticas y otras industrias pueden emplear la tecnología de captura de carbono para reducir sus emisiones. Algo especialmente atractivo de este trabajo es que el coste de la instalación correspondiente se puede compensar con nuevas fuentes de ingresos.

Los investigadores del proyecto MefCO2 (Synthesis of methanol from captured carbon dioxide using surplus electricity) instalaron la tecnología ya existente de captura y utilización de carbono (CCU, por sus siglas en inglés) en una planta energética de carbón en Alemania. Este sistema atrapa las emisiones de CO2 y las combina con hidrógeno en un proceso alimentado con energías renovables. El resultado es el metanol, un compuesto químico industrial que se puede mezclar directamente con gasolina, o bien utilizar como ingrediente básico para otros productos químicos como el formaldehído. Esta técnica, además de reducir la cantidad de CO2 liberada en la atmósfera, ofrece una nueva oportunidad empresarial. Ángel Sánchez Díaz, miembro de I-Deals Innovation & Technology Venturing Services (España) y coordinador del proyecto explica: «Hemos demostrado que la CCU es económicamente factible. Logramos aumentar la viabilidad económica de la captura de carbono utilizando hidrógeno verde para crear un producto químico de gran valor industrial». Según Sánchez, la tecnología CCU puede fomentar que industrias de gran consumo energético, como el sector del acero, hagan la transición a la economía de bajas emisiones de carbono. Además, lograr nuevas fuentes de ingresos con subproductos industriales como este coincide con el concepto de economía circular que promueve la generación de productos de valor añadido a partir de desechos. Desafíos a nivel industrial Para lograr los objetivos climáticos europeos es necesario reducir considerablemente las emisiones industriales, pero el acceso a una energía barata es esencial para garantizar la competitividad. El proyecto MefCO2 ha demostrado que la industria europea puede ser más ecológica y competitiva a la vez y, por tanto, participar en la transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono. «Demostrar que la tecnología CCU aporta resultados en entornos altamente industrializados y complejos es un paso de gigante», observa Sánchez. «El sector energético —así como otros sectores industriales de gran consumo, como el del acero— está bajo una enorme presión para reducir su huella de carbono». Aunque un socio del proyecto ya había demostrado que la tecnología CCU podía funcionar a pequeña escala en Islandia, traspasar todo ese concepto a Alemania era un desafío enorme. Sánchez reflexiona: «Pensemos en los retos que afronta Alemania. El país tiene el compromiso de eliminar la energía nuclear, centrarse en energías renovables y cumplir con sus objetivos climáticos. Todo esto sin perder la competitividad industrial. Además, también debe afrontar el hecho de que las centrales energéticas de carbón siguen siendo necesarias». Transición a las bajas emisiones de carbono Al inicio del proyecto, el primer paso consistía en adaptar la tecnología a las necesidades de la central energética en cuestión e integrarla en la red eléctrica. Se desarrolló un catalizador para aumentar la síntesis de metanol. Sánchez añade: «Queríamos crear un ejemplo totalmente realista para la CCU. El desafío principal era demostrar la tecnología en condiciones de trabajo reales». Una vez que la planta se puso en funcionamiento, el consorcio pasó a preparar un plan tecnológico. «En este plan establecemos la estrategia a seguir para ampliar aún más la tecnología y hacer posible la implantación de plantas MefCO2 a gran escala», detalla Sánchez. «Para nosotros, los resultados de este proyecto son solo el primer capítulo de una historia que acaba de empezar. Los socios de MefCO2 continuarán trabajando juntos para desarrollar esta tecnología». Sin lugar a dudas, el fomento de la cooperación ha sido una de las consecuencias positivas del proyecto. Sánchez concluye: «Al crear un entorno de trabajo adecuado con diferentes socios por toda Europa, trabajas para lograr un objetivo común pero, además, estás creando las bases para otras iniciativas en el futuro. Sin la financiación europea no hubiera sido posible llevar a cabo esta iniciativa, ya que tanto la industria como las empresas necesitan incentivos. Este proyecto agrupó las condiciones y los elementos necesarios para que sus objetivos se hicieran realidad».

Palabras clave

MEFCO2, energía, emisiones, hidrógeno, metanol, CCU, tecnología, carbón

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