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A hydrophilic polymer material

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Tensistat: un material biomédico hidrófilo

Los materiales termoplásticos utilizados en biomedicina son generalmente hidrófobos, es decir, que repelen el agua. Hasta ahora, esta propiedad ha constituido todo un reto a la hora de fabricar productos biosanitarios más duraderos.

Un factor clave que impulsa a la industria biomédica es la creciente prevalencia de enfermedades. El aumento de enfermedades agudas y crónicas —incluidas las cardiovasculares, neurológicas, ortopédicas y respiratorias— y la creciente demanda de tratamientos más avanzados y personalizados están alentando, en gran medida, las ventas de productos sanitarios en el mercado. En este contexto, los materiales termoplásticos resistentes desempeñarán un papel destacado en la fabricación de productos sanitarios de alta calidad. La creciente demanda de los termoplásticos «Se prevé que el tamaño del mercado mundial de los materiales termoplásticos en biomedicina alcance un valor de 27 000 millones de euros para 2025. El mercado experimentará un crecimiento sustancial durante el período previsto debido a la creciente demanda de cloruro de polivinilo, polietileno, polipropileno, polietileno y poliestireno», señala Jacques Jonsman, fundador de la empresa de productos sanitarios Jonnin. El mayor conocimiento sobre la tendencia de los seres humanos a exhibir una respuesta biológica deficiente frente a los productos sanitarios ha abierto la puerta al desarrollo de formulaciones de recubrimientos hidrófilos e hidrófobos para ayudar a minimizar las complicaciones. A diferencia de los recubrimientos hidrófilos que tienen una afinidad especial por el agua, los materiales hidrófobos repelen el agua y muestran una preferencia por el contacto con el aire o el gas, u otras partículas hidrófobas. Hasta el momento, se ha avanzado muy poco en el desarrollo de recubrimientos hidrófilos, que son muy necesarios en aplicaciones específicas. La obtención de hidrofilicidad conlleva el paso adicional del tratamiento de la superficie, lo que aumenta el coste final de fabricación del producto. Ocupar un hueco en el mercado Gracias al proyecto HydroPLAST, financiado con fondos europeos, la empresa danesa Jonnin ha sellado esta brecha insatisfecha en el mercado. «Nuestro nuevo polímero termoplástico Tensistat crea superficies verdaderamente hidrófilas inmediatamente después del moldeo por inyección o extrusión. Al igual que otros materiales termoplásticos, Tensistat puede utilizarse en una variedad de aplicaciones. No obstante, nuestro enfoque principal consistió en el desarrollo de un polímero para productos biosanitarios en los que la hidrofilicidad es imprescindible para garantizar la biocompatibilidad como, por ejemplo, productos sanitarios de un solo uso: material fungible de diagnóstico, inyectores de tubos, catéteres y dispositivos microfluídicos», explica Jonsman. Tensistat no requiere ningún tipo de posprocesamiento para adquirir sus propiedades hidrófilas, lo que se traduce en productos biosanitarios más baratos, seguros y fiables. Con ángulos de contacto con el agua que oscilan entre los 15 y los 25 grados, el material crea superficies con propiedades muy atractivas: flujo capilar rápido y estable, prevención de burbujas de aire, humectabilidad e imprimibilidad. A pesar de la gran cantidad de métodos de tratamiento existentes destinados a proporcionar hidrofilicidad a las superficies de polímeros, estos no logran que sea duradera. Gracias a la iniciativa HydroPLAST, los productos fabricados con Tensistat tendrán una vida útil larga, conservando sus propiedades hidrófilas durante más de diez años.

Palabras clave

HydroPLAST, hidrófilo, Tensistat, biosanitario, hidrófobo, polímero, material termoplástico, biomedicina

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