Un proyecto europeo advierte de las emisiones masivas de CO2 como consecuencia de la sequía que afecta a Europa
Como consecuencia de la sequía que continua afectando este verano a la mayoría de los países europeos, un Proyecto Integrado (PI) financiado con fondos europeos advierte que la pérdida de las cosechas, la aridez del suelo y los incendios forestales junto con las condiciones de sequedad emitirán millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, acelerando el calentamiento global. Estas predicciones se basan en las mediciones efectuadas por CarboEurope IP durante los periodos de sequía que afectaron a Europa en 2003. Los científicos estiman que en julio y agosto de ese año unos 500 millones de toneladas de CO2 escaparon de los bosques y campos de Europa occidental, lo que equivale al doble de emisiones procedente de la quema de combustible fósil en la región durante ese mismo periodo. Las estimaciones se obtuvieron utilizando datos de 100 lugares distintos de Europa extraídos del análisis de muestras de aire para cuantificar la presencia de CO2 y el intercambio de gases entre los ecosistemas y la atmósfera. Antes de la sequía de 2003, el equipo de CarboEurope estimó que los ecosistemas europeos estaban absorbiendo del 7 al 12 por ciento de las emisiones de carbono producidas por el hombre, pero ahora sus previsiones son que este año esos mismos ecosistemas serán emisores netos de CO2. El problema no se limita a Europa. La sequía está afectando también a una gran parte de EEUU. Las cosechas se están perdiendo y el ganado en la llanura central de EEUU está muriendo por el calor. En Nueva York, el aumento del uso de aparatos de aire acondicionado a finales de julio llevó a un record en la demanda de energía. Un equipo de investigadores norteamericanos ha rechazado la idea de que las altas temperaturas estivales acelerarían el crecimiento de las plantas y aumentaría la capacidad de absorción de carbono de los ecosistemas afirmando que, de hecho, el calor ha reducido la capacidad de las plantas de absorber el CO2. "El calor excesivo lleva a la desaparición de los bosques, acelera la pérdida de carbono de los suelos y hace que la tierra pase de ser un sumidero a una fuente de carbono para la atmósfera", afirmó Inez Fung, miembro del equipo de la universidad Berkeley de California.