Nuevas técnicas de clasificación prometedoras para reciclar metales
El proyecto SHREDDERSORT se sirve de dos tecnologías para clasificar metales no férricos de modo que el proceso se realice de forma automática y a gran velocidad. El proyecto, dirigido por la pyme española Lenz Instruments, podría mejorar el reciclaje de metales valiosos como el aluminio, el cobre y el bronce que se extraen de la chatarra automovilística y así reducir la demanda de materias primas. Cuando coches y otros vehículos llegan al final de su vida útil, se cortan en piezas de entre uno y diez centímetros en trituradoras para facilitar su reciclaje y eliminación. La separación de materiales férricos mediante imanes es un proceso relativamente sencillo, según Jacobo Álvarez, coordinador del proyecto y jefe de I+D en Lenz Instruments. La dificultad estriba en clasificar el resto de metales no férricos. Los métodos existentes, como la separación en húmedo, son caros de gestionar y emplean una gran cantidad de agua. Los sensores de fluorescencia por rayos X, un método más moderno, funcionan bien pero sólo son capaces de separar metales con densidades idénticas. Nuevas técnicas de clasificación El equipo de SHREDDERSORT se vale de espectroscopia con tensor electromagnético para analizar las propiedades eléctricas de los residuos a distintas frecuencias. Los datos obtenidos se combinan con información sobre la morfología de los fragmentos para determinar su conductividad. La diferente conductividad de cada metal permite clasificarlos. También han desarrollado otra tecnología de clasificación empleando espectroscopia de plasmas inducidos por láser (LIBS). «Esta técnica es común en los laboratorios, pero su empleo en un sistema de clasificación a alta velocidad supone todo un reto tecnológico», explicó el Dr. Álvarez. El sistema de SHREDDERSORT hace circular fragmentos de metal por una cinta transportadora de un metro de ancho a dos metros por segundo. Dos pulsos de láser cortos y de gran potencia se disparan contra cada fragmento al pasar por la cinta, extrayendo una porción minúscula de su superficie y generando una voluta de plasma a una temperatura extremadamente elevada. Al enfriarse el plasma, los espectrómetros de alta velocidad miden las líneas de emisión características de los elementos en el material eliminado e identifican de qué aleación de aluminio se trata. A continuación se separa cada pieza mediante chorros de aire. «Nuestro trabajo permitió demostrar la capacidad del sistema para clasificar aleaciones de aluminio moldeado y forjado con una precisión superior al 90 %», aseguró el Dr. Álvarez. El sistema LIBS, en servicio desde abril de 2016, es capaz de procesar hasta dos toneladas por hora. El momento oportuno Esta innovación no podría haber llegado en mejor momento. La mayor parte de los desechos de aluminio, tanto moldeado como forjado, se recicla para producir aluminio moldeado secundario. Pero a partir de 2018 la oferta de aluminio moldeado superará la demanda, mientras que aumentará la demanda de desechos de aluminio forjado de mayor pureza para producir aleaciones de aluminio forjado secundario. El equipo de SHREDDERSORT se dedica ahora a perfeccionar su sistema para lograr uno más sólido capaz de soportar las duras condiciones de producción de las plantas de reciclaje. Para ello es necesario rediseñar algunos de los elementos críticos del sistema, un paso al que se están dedicando los socios industriales del proyecto. «Estas tecnologías no se limitan al procesamiento de residuos metálicos automovilísticos; también pueden adaptarse fácilmente para la recuperación de metales en industrias como la electrónica o para cualquier otro tipo de residuo que contenga metales», concluyó el Dr. Álvarez.
Palabras clave
SHREDDERSORT, reciclaje, metales no férricos, espectroscopia, residuos de automóviles, desechos de aluminio, clasificación de metales, sensores electromagnéticos