Bioproductos a partir de residuos de leguminosas
El equipo del proyecto LEGUVAL, liderado por IRIS (empresa española de ingeniería), se propuso acometer esta labor a la vista de que cada año se generan en Europa tres millones de toneladas de residuos de leguminosas. Por lo general, esta ingente cantidad de desperdicios —los residuos resultantes del procesamiento de guisantes, judías y lentejas— se cedían para ser utilizados como pienso. «Comenzamos planteándonos si resultaba posible sacar un beneficio económico a estos residuos, si podíamos ofrecer al sector alguna solución que permitiera aprovecharlos», explica Edurne Gastón Estanga, coordinadora del proyecto LEGUVAL y directora de proyectos en IRIS. Tras analizar las prácticas vigentes en el sector del procesamiento de leguminosas y las necesidades de la industria del plástico, LEGUVAL se propuso determinar qué se podía hacer para alcanzar sus metas. El equipo comenzó su trabajo desarrollando un método para extraer proteínas de los residuos derivados del procesamiento de guisantes, de modo que obtuvo un polvo verde con un grado de pureza cercano al 80 %. Los investigadores experimentaron con estas proteínas para crear un nuevo tipo de recubrimiento biodegradable. «La idea era combinar este recubrimiento con plástico para generar un sistema con múltiples capas y con las cualidades adecuadas para el envasado de alimentos», afirma la Dra. Gastón. Los resultados fueron alentadores: el equipo obtuvo un material de revestimiento con propiedades de barrera que resulta entre siete y diez veces más eficaz que el PET (tereftalato de polietileno) convencional. Además de proteger los alimentos de forma eficaz, este material supone una alternativa más sostenible a los plásticos elaborados a partir de combustibles fósiles. Macetas biodegradables El equipo de LEGUVAL se sirvió de esta proteína para desarrollar nuevos materiales plásticos biodegradables. Empleando sus equipos y procesos habituales, las entidades eslovenas Tehnoloski Center POLI-EKO y Bokri fabricaron distintos productos, tales como bandejas de plástico semirrígido para el envasado de frutas o bandejas termoformadas, con una técnica de procesamiento en seco para su uso en el ámbito de la restauración, aunque los que cosecharon un mayor éxito fueron las macetas biodegradables. «Una vez enterradas, estas macetas se degradan completamente con el paso del tiempo», asevera la Dra. Gastón. El uso de tecnologías de moldeado estándar por extrusión e inyección en su fabricación resultó vital para demostrar la viabilidad del producto. El siguiente paso consistió en extraer fibras en el laboratorio y mezclarlas con diferentes aditivos para generar novedosos biocompuestos con un contenido en fibra de hasta el 40 %. El equipo de LEGUVAL también se propuso crear utensilios para la restauración —tales como cucharas y bandejas— y piezas ligeras para automóviles, aunque en este caso el plástico no resultaba lo suficientemente resistente. Además, se evaluó el rendimiento del resto de la biomasa como fuente de biogás en sistemas por lotes y continuos. Probar la capacidad de estos restos para producir bioenergía representaba una forma de completar el ciclo y lograr la máxima valorización de los mismos. «Incluso estos restos, en apariencia carentes de valor, pueden ser útiles», afirma la Dra. Gastón. Sacar partido a los desechos Diversos representantes del sector de la transformación de plásticos que asistieron a las demostraciones celebradas en Italia, España y Eslovenia han manifestado su interés por los resultados. «Estamos ofreciendo a este sector una solución mejorada debido a la enorme demanda por parte del público de productos y procesos biológicos», comenta la Dra. Gastón. Los frutos del proyecto también podrían reportar beneficios a las empresas productoras de legumbres —que obtendrían ganancias de unos recursos que a día de hoy se desechan—, a los consumidores concienciados con su huella ecológica y a los usuarios finales de sectores como el agrícola. El elemento que podría ralentizar la implantación de estos resultados es la falta de materiales procesados. «Pese al interés de algunas empresas italianas, en la actualidad ninguna produce esta proteína a escala industrial», concluye la Dra. Gastón.
Palabras clave
LEGUVAL, biocompuestos, bioplástico, envasado de alimentos, recubrimientos, residuos alimentarios, residuos de leguminosas, valorización, biodegradable, biomasa, bioenergía, ingeniería de materiales