La cultura digital del mañana toma forma gracias al esfuerzo conjunto de partes interesadas
La digitalización del patrimonio cultural es uno de los retos más destacados a los que se enfrentan los museos y demás instituciones culturales de Europa. Bibliotecas, museos y centros de conservación del patrimonio prueban y adoptan en cada vez mayor medida nuevas tecnologías capaces de transformar a los públicos pasivos del pasado en «practicantes» activos de la cultura. Se trata de un proceso clave, no sólo para proteger el arte y la arquitectura frente a los efectos del paso del tiempo, sino también para atraer a una nueva generación de entusiastas que han crecido rodeados de dispositivos táctiles y acostumbrados a la Web 2.0. Pero existe un obstáculo para el desarrollo de este nuevo patrón de consumo de la cultura: la falta de fertilización cruzada. SMARTCULTURE fue un proyecto de tres años de duración, finalizado en noviembre de 2015, que se fundamentó en una cooperación entre trece socios y que contó con la participación de ocho centros regionales de investigación de distintos puntos de Europa. Lo que estos socios tienen en común es su interés por la cultura, el patrimonio y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). La mayoría de estas regiones participantes cuentan con una población muy numerosa, un patrimonio cultural muy rico (destacando entidades como el Louvre-Lens, el Museo Guggenheim y el Museo del Prado) y una producción dinámica de contenidos. Algunas son líderes en Europa en los sectores creativo y cultural y de la información y la comunicación, y todas están muy unidas al concepto de «Capitales Europeas de la Cultura», puesto que todas han ganado esta distinción o al menos han sido candidatas a ella. Según declaró Anca Draghici, coordinadora del proyecto en nombre de Euratechnologies, una destacada empresa tecnológica francesa: «El sector del patrimonio cultural digital precisa una gama amplia de competencias. En consecuencia, para que el sector siga creciendo, se necesita una fertilización cruzada entre empresas de TIC, entidades de los sectores creativo y cultural (y especialmente pymes), entidades dedicadas a la investigación, instituciones culturales y autoridades públicas de toda Europa». Por medio de una «acción de coordinación y apoyo» (CSA), los socios participantes en SMARTCULTURE impulsaron la creación de experiencias digitales atractivas para personas deseosas de acceder a recursos de índole cultural. «Estas relaciones no sólo proporcionaron la oportunidad de liberar el potencial social y económico de las colecciones culturales y de elementos del patrimonio a través de las tecnologías digitales; también repercutieron sobre la calidad de vida de los ciudadanos de diversas culturas», en palabras de Draghici. Recursos amplios para que prospere la cultura digital Entre los diversos retos que debe superar el sector del patrimonio cultural digital, Draghici aludió a tres que conviene abordar de inmediato: formación y orientación para evitar una doble penalización a aquellos ciudadanos que actualmente no disponen de un acceso fácil a la cultura y a las tecnologías pertinentes; armonización entre las distintas políticas europeas en lo referente al acceso a los contenidos; y respuestas claras a todas las preguntas pendientes relacionadas con la propiedad intelectual. Para ayudar al sector a superar estos escollos, el consorcio de SMARTCULTURE elaboró un total de veintiséis análisis e informes, entre ellos: un inventario de entidades interesadas, infraestructuras, iniciativas y herramientas de patrimonio cultural digital que abarca las ocho regiones asociadas; un plan conjunto de actuación para las instituciones de la UE y un plan de empresa; un análisis del potencial humano en el campo del patrimonio cultural digital; y una Agenda Estratégica de Investigación (SRA). El equipo del proyecto también elaboró recomendaciones técnicas y políticas para la elaboración de una estrategia internacional en relación con la Agenda Digital. Otros logros destacables fueron la organización de eventos y talleres de apoyo mutuo dentro y fuera de Europa, la consolidación de una red de dos mil quinientos profesionales y el diseño de un conjunto de herramientas dedicadas a los interesados de la llamada hélice cuádruple»: las autoridades públicas, el sector académico, las instituciones culturales y la empresa. «Los conocimientos y ejemplos que proporcionan los documentos de SMARTCULTURE son testimonio de la amplia diversidad de materiales sobre el patrimonio cultural (digital y predigital) y de las formas tan ingeniosas mediante las que estos se utilizan para dar viveza a las comunidades y fomentar la investigación y la innovación. Este hecho es muy alentador y supone una base sólida de cara a futuros avances y también de cara a integrar a un mayor número de regiones en proyectos de colaboración», opina Draghici. Después de 2015 Es previsible que los resultados del proyecto beneficien a todas las partes interesadas, esto es, administración pública, empresas públicas y privadas, instituciones académicas y el público en general. Los informes del proyecto se han remitido a la Comisión Europea, la cual podrá contar con los datos facilitados como referentes para sus futuras estrategias y convocatorias. Además, las regiones asociadas darán difusión a los frutos de SMARTCULTURE por medio de cuatro vías principales: el folleto «New Technologies and Digital Growth in Cultural and Creative Industries: 8 cases studies» (Nuevas tecnologías y crecimiento digital en los sectores cultural y creativo: ocho estudios de caso), la página web del proyecto, las redes sociales y las publicaciones científicas del proyecto. El proyecto SMARTCULTURE finalizó formalmente, pero los trabajos de investigación siguen en curso. «Socios académicos de SMARTCULTURE de la Universidad de Birmingham y la International University of Languages and Media (IULM) de Milán preparan una comunicación común a través de la editorial Routledge que recoja las aportaciones científicas del proyecto y analice a fondo el concepto innovador de economía cultural inteligente —anunció Draghici—. A través de estudios de caso europeos y una investigación transversal contextual, examinará el panorama actual y emergente relativo a una cultura inteligente basada en la coproducción de un patrimonio cultural digital interactivo, el aprovechamiento de los conocimientos técnicos disponibles a escala local y la promoción del patrimonio regional y su singularidad entre públicos más amplios». Esta publicación contará con una parte teórica dividida en dos capítulos: uno dedicado al concepto de Cultura 3.0 y otro sobre las capacidades de innovación que plantea el enfoque de la hélice cuádruple de SMARTCULTURE. La parte teórica se complementará con estudios de caso a escala regional sobre las mejores prácticas en iniciativas en materia de cultura inteligente y en agrupaciones dedicadas al estudio de las dinámicas regionales, los mecanismos de innovación y sus implicaciones en los planos económico y político.
Palabras clave
Digitalización, patrimonio cultural, recursos culturales