Perfección molecular para bebidas y alimentos líquidos
Camareros y aficionados a los cócteles saben bien que las proporciones son importantes. Pasarse un poco o no llegar con un ingrediente puede significar perder un cliente. Las plantas de procesamiento de alimentos funcionan bajo el mismo principio y utilizar la proporción de ingredientes correcta puede ser complicado pero fundamental para no acabar cerrando la fábrica. Hasta ahora, estos productores trabajaban en gran medida valiéndose de tecnología y de su propia intuición para identificar los distintos componentes de las bebidas y los alimentos líquidos. Sin embargo, aunque sabían cuánto azúcar había en sus productos, no conocían la composición de este azúcar. Esto va a cambiar a partir de ahora. Mediante la aplicación de la tecnología FT-NIR (una tecnología que se basa en la luz en el infrarrojo cercano y algoritmos para medir componentes gaseosos) a líquidos lograda por el proyecto FAME (Development and demonstration of an innovative FT-NIR-based system for food content analysis), Opsis ya es capaz de distinguir ingredientes a nivel molecular. ¿Qué importancia tiene la tecnología FT-NIR para la industria alimentaria? Dr. Olle Lundstrom: En comparación con otras tecnologías utilizadas hoy en día por la industria de procesamiento de alimentos, las cuales suelen basarse solo en NIR, FT-NIR ofrece una mayor resolución. Su empleo permite, además, identificar pequeños detalles que nunca antes se habían registrado en las cadenas de producción. FT-NIR se emplea desde hace treinta años, pero hasta ahora en laboratorios y aplicaciones industriales principalmente. Opsis logró en este proyecto trasladar su propia tecnología FT-NIR Gas (empleada para medir la contaminación) a la industria procesadora de alimentos. ¿Es útil analizar los alimentos a escala molecular? Para algunos de los operadores del mercado no lo será, a no ser que busquen algo muy concreto y específico. Por ejemplo, ya existen tecnologías capaces de medir el azúcar en las cadenas de producción. No es necesario utilizar FT-NIR para esta tarea. No obstante, ninguna tecnología es capaz de medir qué tipo de azúcares hay en un producto. Gracias a FAME, ya podemos diferenciar entre fructosa, maltosa y glucosa. ¿Cuáles son los retos más importantes a los que se enfrentaron durante la conversión de esta tecnología para su empleo en la industria alimentaria? El primer reto, y quizá el más importante, fue desarrollar esta tecnología para su empleo en gases. Se han necesitado treinta años para lograrlo. FAME se basó en este enorme corpus de investigación y desarrollo para lograr que esta tecnología pueda utilizarse también en líquidos, sean estos leche, vino, licores, azúcar o agua. El segundo reto fue dotarla de la capacidad de realizar mediciones en línea, esto es, obtener muestras de las cadenas de producción, de donde se extraen productos con comportamientos, temperaturas, flujos y presiones distintas, y lograr unas condiciones de laboratorio estables. Dicha capacidad resultó esencial de cara a realizar análisis muy detallados. Nuestro último reto guardó relación con los modelos de predicción y las calibraciones. El principio es muy parecido al del uso de un prisma para separar el espectro en datos comprensibles. Para ello, es necesario contar con un modelo de cálculo matemático capaz de convertir la luz en un valor. La dificultad de esta tarea es elevada y el modelo precisó de muchos ajustes hasta lograr su aprovechamiento en entornos muy distintos. En su opinión, ¿Cuáles fueron los principales hitos alcanzados gracias a la financiación de la fase 2? La financiación de la fase 2 contribuyó a que pudiésemos tomar nuestra tecnología previa para gases y trasladarla a líquidos, pero también nos ayudó a identificar clientes interesados en el aprovechamiento de esta tecnología. Hemos dado con clientes que llevan un tiempo utilizando esta tecnología y están muy interesados en ella a largo plazo. Aún no hemos publicado esta información, pero estamos considerando la publicación de una nota de prensa relacionada con dos corporaciones multinacionales de primer nivel con las que hemos colaborado. ¿Podría describirnos los usos dados por estos dos clientes? El primer cliente es una azucarera que produce jarabe y azúcar líquidos. Este tipo de productos han de tener una composición determinada de distintos tipos de azúcares para licuefactarse y permanecer en este estado. Si los productores utilizan solo sacarosa, el azúcar se cristalizaría o permanecería sólido. Gracias a nuestra tecnología, el cliente es capaz de medir y controlar la concentración exacta de glucosa, fructosa y sacarosa necesaria en su cadena de producción. Así se mejora la calidad del producto y se reducen los desperdicios y, en consecuencia, los costes de producción. El segundo cliente fermenta azúcares para producir alcohol. Este proceso implica combinaciones específicas de azúcares y nuestro equipo nos permite medirlos e incluso controlar los procesos de fermentación. Hoy por hoy nadie excepto Opsis posee esta capacidad. ¿Cuáles serían los principales argumentos a emplear para atraer nuevos clientes? Imagine que tiene una planta de procesado de alimentos que emplea algún tipo de líquido. Hoy en día no existe más opción que, por intuición, ajustar continuamente todo tipo de válvulas hasta obtener el producto deseado. Con nuestra tecnología es posible ajustar las válvulas para alcanzar un proceso optimizado en función de si se desea ahorrar tiempo o costes, o lograr la máxima producción posible. ¿Qué objetivos se han propuesto para los próximos cinco años? En seis meses esperamos hacer pública la cooperación con nuestros dos clientes principales. Acto seguido, ampliaremos nuestra actividad por toda Europa para acercarnos a las fábricas y, a partir de ahí, estudiaremos la expansión mundial.
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