¿Cuál es el sentido de la vida? Según un estudio reciente, la respuesta podría estar en los genes.
El bienestar es un aspecto esencial para la salud mental y física, así como para lograr una vida larga y activa. Es un concepto complejo que la investigación suele abordar desde dos perspectivas principales: el hedonismo y la eudaimonía. Dos planteamientos analizados también por las corrientes de pensamiento filosófico más importantes. El bienestar hedonístico está relacionado con obtener placer y evitar el dolor, mientras que el bienestar eudaimónico está orientado a la búsqueda de significado y de sentido de logro mediante actividades de ética y virtud elevadas. Las distinciones y coincidencias entre ambos tipos de bienestar son un tema de debate recurrente. A fin de arrojar más luz sobre su interconexión, algunos investigadores, apoyados en parte por el proyecto WELL-BEING (financiado con fondos europeos), han identificado variaciones genéticas relacionadas con la felicidad y el sentido de la vida. Sus resultados se publicaron en la revista «Scientific Reports». «Estos resultados revelan una gran coincidencia entre los genes que influyen en el hedonismo y los que influyen en la eudaimonía». ¿Está todo en los genes? Tal y como se explica en una nota de prensa de la Universidad Vrije (VU) de Ámsterdam, los investigadores encontraron dos variantes genéticas para el sentido de la vida y seis para la felicidad. El artículo indica que estas variantes genéticas se expresan principalmente en el sistema nervioso central y presentan la participación de diferentes áreas del cerebro. La nota de prensa recoge esta cita de Meike Bartels, profesora de la VU: «Vivimos en una sociedad en la que se espera que todos progresemos, lleguemos a lo más alto y tengamos una vida plena. Si logramos entender mejor por qué las personas son diferentes, podemos usar esa información para ayudar a los que son menos felices o a los que luchan por encontrarle sentido a la vida». Según Bartels, el estudio también demuestra que «el entorno es importante para la felicidad, pero no para la búsqueda de significado, y viceversa». Añadió lo siguiente: «En el futuro nos gustaría averiguar qué factores del entorno son los causantes de esta discrepancia». El estudio incluía las muestras de ADN y las respuestas a un cuestionario de los más de 220 000 participantes. El bienestar eudaimónico y su componente principal, el sentido de la vida, se evaluaron usando la pregunta: «¿Hasta qué punto siente que su vida tiene significado?». El bienestar hedónico junto con su componente principal, la felicidad general, se determinaron con la pregunta: «En términos generales, ¿cuán feliz se siente?». Los autores llegaron a las siguientes conclusiones: «En el futuro, los estudios deberían tener en cuenta que el bienestar hedonista y el eudaimónico comparten contribuciones genéticas coincidentes y tomar ambos en consideración a fin de aumentar nuestra comprensión sobre la etiología del bienestar». El proyecto WELL-BEING (The dynamics underlying Well-being; Understanding the Exposome-Genome interplay) empezó en 2018 y continuará hasta 2023. Utiliza un enfoque interdisciplinario para evaluar la dinámica subyacente del bienestar. Para lograrlo, el proyecto se valdrá de la asociación, la vida real y la metodología de redes. Tal y como se explica en CORDIS, el estudio empleará «datos longitudinales en familias gemelas, datos genéticos moleculares y datos masivos obtenidos de posicionamiento por satélite (GPS), balizas Bluetooth, sistemas de información geográfica (SIG), evaluaciones variables y vinculación a redes sociales». Para más información, consulte: el proyecto en CORDIS
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