Tendencias científicas: Un método innovador que transforma heridas abiertas en piel sana
Las víctimas de quemaduras y otras lesiones graves están de enhorabuena. Asimismo, se espera que las personas mayores con úlceras de decúbito o enfermedades crónicas como la diabetes también se beneficien en gran medida de esta innovación. Tras diez años de trabajo, un equipo de investigación ha logrado transformar células tisulares en células epiteliales en ratones. Este hallazgo favorecerá la curación de heridas graves provocadas por quemaduras o úlceras que, generalmente, se tratan con injertos de piel. El estudio, publicado en la revista «Nature», presenta una tecnología prometedora mediante la que se insertan genes en células para transformarlas de un tipo celular a otro. La técnica genética, denominada reprogramación celular, convierte directamente las células presentes de forma natural en una herida abierta en nuevas células epiteliales, lo que se consigue reprogramando las células lesionadas a un estado similar al de las células madre. En este estado, las células regresan a una condición previa más flexible a partir de la cual pueden convertirse en diferentes tipos celulares. Reprogramación celular para la medicina regenerativa Con el objetivo de examinar la manera más eficaz de transformar las células, los investigadores llevaron a cabo cerca de 2 000 ensayos con diferentes combinaciones de genes e identificaron 55 moléculas proteicas fundamentales para la regeneración de la piel. Los ensayos permitieron acotar una combinación de cuatro genes que, a continuación, se evaluaron en heridas de ratones. Para ello, los investigadores cubrieron las heridas para aislarlas de la piel circundante y así poder reproducir las condiciones adversas observadas en el centro de una quemadura de grandes dimensiones o una lesión similar, que carecen de piel adyacente para estimular la cicatrización. Seguidamente, empleando la tecnología de reprogramación celular y tratamientos farmacológicos actuales, lograron curar una herida de un 1 cm de diámetro en aproximadamente dos semanas. El profesor Juan Carlos Izpisúa Belmonte, científico del Instituto Salk de Estudios Biológicos en California y uno de los autores principales del estudio, manifestó en el periódico británico «Independent»: «Lo que hicimos en el presente estudio es generar una cobertura cutánea tridimensional en un entorno experimental de herida abierta en el que nunca sería posible su tratamiento tópico con apósitos ni su curación. Esta observación sugiere que podríamos cubrir o curar una herida de cualquier tamaño en un plazo de tiempo concreto». Y añadió: «Aunque no se examina específicamente en nuestro trabajo actual, algunos de nuestros hallazgos sugieren que nuestra tecnología de reprogramación podría devolver la piel envejecida o enferma a un estado más “joven”». Todavía queda mucho trabajo por delante para garantizar la seguridad a largo plazo de este método antes de que los pacientes puedan beneficiarse del mismo. El profesor Belmonte declaró al periódico británico «The Guardian»: «El estudio actual constituye el punto de partida, y creemos que el plazo de tiempo para la curación podría acortarse aún más en el futuro». Los resultados son muy prometedores, pero son sólo el primer paso en el largo viaje hacia el empleo de la terapia génica en la cicatrización de heridas. Si esta tecnología tiene éxito a la hora de favorecer el tratamiento de úlceras crónicas en humanos, a la larga podría convertirse en una solución más rápida y sencilla que los trasplantes quirúrgicos de piel o los injertos de piel artificial. Solo entonces la comunidad científica podrá soñar con emplear esta técnica innovadora en otros órganos y tejidos.
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Estados Unidos