Cero emisiones antes de 2045 contra el deshielo estival del Ártico por el calentamiento global
«Esfuerzos de mitigación más intensos a nivel mundial». Esta es la recomendación de los investigadores del Centro Vasco por el Cambio Climático (BC3, España) tras haber estudiado las implicaciones de un mes de septiembre de 2050 sin hielo marino en el océano Ártico, algo inevitable según el Quinto Informe de Evaluación del IPCC. Este estudio está en consonancia con la cada vez mayor cantidad de estudios que muestran resultados nada halagüeños con respecto al impacto del cambio climático, si bien adopta un enfoque distinto destacando la laguna de conocimiento en torno a la función del Ártico en la regulación de la temperatura del planeta. En él se ponderan las implicaciones de una mitigación del cambio climático inferior a los dos grados centígrados en presencia de la retroalimentación entre el hielo marino y la disminución del albedo, un proceso de deshielo que ofrece más agua a la exposición solar aumentando la absorción de energía y generando un mecanismo de calentamiento autorreforzado. Esta retroalimentación aún no está incluida, a pesar de su importancia, en los modelos de evaluación integrados. Dado lo cual, el equipo de TRANSRISK estudió las consecuencias de un mes sin hielo en septiembre de 2050 y, a la luz del debate sobre una posible recuperación del hielo Ártico en un escenario hipocarbónico, decidieron contemplar tres trayectorias posibles tras este escenario sin hielo estival: recuperación parcial, estabilización y pérdida continua del hielo marino. «Cuanto antes se produzca un verano sin hielo, más difícil será controlar el cambio climático, especialmente si el hielo marino no se recupera ni siquiera con la reducción de emisiones», se indica en el estudio. «La reducción de las emisiones deberá intensificarse notablemente en comparación con los actuales escenarios de mitigación que no incluyen la pérdida del hielo del mar Ártico». El equipo señala distintas medidas que será necesario adoptar, entre ellas sustituir con mayor rapidez las infraestructuras energéticas y crear antes instrumentos políticos que garanticen la viabilidad de estas mejoras. En conclusión, el escenario estudiado muestra que la única forma de lograr el objetivo de 1,5 grados centígrados ante una situación de retroalimentación entre el hielo marino y la disminución del albedo es mediante emisiones negativas, lo que significa que las implicaciones de un Ártico sin hielo para la transformación del sistema energético mundial son graves. «Los niveles mundiales de emisiones de dióxido de carbono deberían reducirse a cero entre cinco y quince años antes de lo esperado y la cantidad total de emisiones futuras de dióxido de carbono que todavía podemos emitir a la atmosfera debería reducirse entre un 20 y un 50 por ciento para compensar esta fuente adicional de calentamiento global», se concluye en el estudio. «Este esfuerzo adicional implicaría también un aumento de los costes de mitigación entre un 18 y 59 por ciento. Los resultados también muestran que alcanzar el objetivo de 1,5 grados centígrados del Acuerdo de París con veranos sin hielo será necesario generar emisiones negativas». El equipo al cargo también advierte que las investigaciones deberán dedicarse en un futuro a derivar escenarios más precisos de pérdida de hielo a partir de modelos físicos. Además, la retroalimentación entre el hielo marino y la disminución del albedo no es el único proceso de retroalimentación a tener en cuenta. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto
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Reino Unido