Nuevos métodos para combatir las adicciones en Europa
Investigadores del proyecto financiado por la Unión Europea ALICE RAP han instado a las autoridades políticas a adoptar el método de «huella sanitaria» (health footprint) para medir mejor los perjuicios para la salud que generan los actos de los organismos reguladores y los productores de sustancias adictivas. Cada año se pierden en la UE cerca de 21,1 millones de años de vida a causa del consumo de tabaco, alcohol y drogas ilícitas. La huella sanitaria anual El equipo del proyecto desea que las administraciones públicas y los productores de alcohol, tabaco y otras sustancias adictivas publiquen una huella sanitaria anual y una relación de las medidas propuestas para reducir los daños producidos. Con esta huella se mediría el daño producido por productos y políticas inadecuadas, se mostraría quién produce dichos daños y se ofrecería un incentivo para que empresas y administraciones actuaran en su reducción. En la práctica, esta huella realiza la misma función que la huella de carbono, al hacer responsables a las partes interesadas de sus respectivas emisiones de carbono y fomentar acciones positivas. Por ejemplo, las administraciones nacionales mejorarían su huella sanitaria al poner en marcha políticas y normativas de base empírica, mientras que las empresas productoras de alcohol podrían crear productos con menor graduación. La huella sanitaria fue uno de los temas clave sometidos a debate entre expertos internacionales en el tema de las adicciones en el marco de un congreso de alto nivel celebrado en febrero de 2016 en Barcelona (España) al que asistieron más de cien científicos, políticos, profesionales sanitarios y representantes de la sociedad civil. Este evento sirvió de broche final al proyecto ALICE RAP, el cual desde 2011 y durante cinco años ha trabajado para reenfocar las percepciones y las prácticas relativas a las adicciones y los estilos de vida y lograr políticas mejor documentadas. Recomendaciones adicionales Además de la propuesta de huella sanitaria, el proyecto confía en que se establezca una definición más precisa y práctica de «consumo excesivo en cierta unidad de tiempo» para su empleo en políticas de salud pública, y de este modo articular políticas más eficaces. El equipo al cargo también identificó factores inmediatos y subyacentes a los comportamientos adictivos. Por ejemplo, uno de los descubrimientos clave del proyecto fue que las sesiones dedicadas al comportamiento cognitivo ofrecidas a adolescentes ávidos de sensaciones podrían reducir considerablemente su consumo de cannabis. Este tipo de individuos se distinguen por su singular propensión a asumir riesgos, buscar aventuras y experiencias nuevas, desinhibirse y tener poca tolerancia al aburrimiento. En el proyecto se demostró que las sesiones retrasaban el consumo de cannabis en todos los jóvenes, y se mostró de manera reiterada que el programa resultaba especialmente eficaz en cuanto a evitar el consumo de cannabis entre los ávidos de sensaciones. El equipo del proyecto confía en que futuros estudios traten sobre qué motiva el consumo de cannabis entre personas con otros tipos de personalidad de riesgo de cara a crear programas de intervención eficaces. El proyecto ALICE RAP reunió a más de ciento cincuenta científicos de veintisiete países, quienes acumularon un total de mil meses de investigación abarcando disciplinas tan diversas como la antropología o la toxicología. En él se analizó la red compleja de facetas biológicas, económicas, históricas, médicas, políticas y sociales del consumo de estupefacientes, el comportamiento adictivo y la gobernanza con la intención de aportar datos fiables en el contexto del debate sobre los problemas provocados por las adicciones y su regulación normativa. ALICE RAP finalizará en marzo de 2016. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto ALICE RAP
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España