La radiación de baja intensidad y el riesgo cardiovascular
El riesgo de desarrollar una ECV está bien documentado cuando se trata de dosis elevadas, como las recibidas durante los tratamientos de radioterapia. No obstante, la relación dosis-respuesta es mucho menos evidente en el caso de intensidades inferiores a 500 mGy. El proyecto financiado con fondos europeos PROCARDIO (Cardiovascular risk from exposure to low-dose and low-dose-rate ionizing radiation) llevó a cabo el análisis de un estudio de control de casos, consistente en personas que habían sobrevivido a un cáncer en su infancia y que posteriormente desarrollaron una enfermedad cardiaca. El análisis combinó estudios transcripcionales y traslacionales (proteómicos) para identificar nuevos biomarcadores de ECV inducida por la radiación susceptibles de incorporarse a futuros estudios. Para validar estos nuevos biomarcadores, los investigadores se basaron en archivos de muestras acumulativas de tejido cardiovascular. Los integrantes del proyecto investigaron en total novecientos casos y otros novecientos individuos de control (que no había desarrollado ECV) de distintos países de la UE. Se han desarrollado algoritmos para establecer la dosis recibida y el posicionamiento del corazón con respecto a la fuente y poder así compensar las variaciones de volumen y situación durante la exposición. Se ha demostrado que los cocultivos de endotelio y células de músculos lisos constituyen el mejor modelo para analizar la respuesta celular ante la radiación. Para identificar biomarcadores los investigadores han analizado las modificaciones que sufren las proteínas reguladoras durante los cambios en el tejido cardiaco inducidos por la radiación. Los microARN y las proteínas desacetiladas y del complejo de respiración mitocondrial están indicadas como posibles biomarcadores de enfermedad cardiaca inducida por radiación. Los resultados indicaron la conveniencia de considerar, en relación con el tejido cardiovascular, un factor de corrección de dosis y de tasa de dosis. Las interacción celular —la adhesión de los monocitos a y la infiltración de lípidos a través del endotelio— reviste importancia para la aterosclerosis inducida por radiación. Los investigadores observaron también un efecto de la irradiación sobre tejidos remotos no irradiados, el cual puede incrementar la formación de placa aterosclerótica en vasos no tratados. Con los datos recabados se construyeron dos modelos que representan la acción de la radiación y que presentan una buena correspondencia con los datos. Uno indica que la iniciación de la placa es el proceso fundamental en lo que concierne a las cardiopatías provocadas por radiación. El otro, aplicado a datos de supervivientes de bomba atómica, muestra una relación dosis-respuesta no lineal a dosis más elevadas. El método de PROCARDIO parte de la premisa de que los efectos habituales de la radiación (alteraciones en los mecanismos de reparación del ADN y las consiguientes mutaciones genéticas) no se corresponden con los que sufre el sistema cardiovascular como resultado de la radiación de baja intensidad. La investigación de los procesos alternativos podría dar lugar a más modelos y a la reinterpretación de la relación dosis-respuesta.
Palabras clave
Radiación de baja intensidad, riesgo cardiovascular, enfermedad cardiovascular, biomarcadores, aterosclerosis