Efectos ambientales sobre el sistema reproductor
Los problemas de la salud reproductiva masculina, como los testículos no descendidos o criptorquidia, las hipospadias, el cáncer de testículos o la mala calidad del semen se relacionan entre sí y podrían reflejar la interrupción del desarrollo testicular (síndrome de disgenesia testicular o TDS). Las sustancias químicas presentes en el medio ambiente pueden contribuir a los trastornos de la salud reproductiva. Los miembros del consorcio «Developmental effects of environment on reproductive health» (DEER) utilizaron muestras de población y estudios de cohortes de nacimientos humanos existentes para analizar la exposición química. Por otra parte, evaluaron modelos consolidados tanto in vitro como de rata para comprender mejor la asociación entre el desarrollo testicular de los fetos y los trastornos reproductivos en los machos. De este modo estudiaron el efecto de sustancias químicas tales como el plastificante ftalato de dibutilo (DBP), las dioxinas, los bifenilos policlorados (PCB) o los pesticidas en el desarrollo de los testículos del feto, la acción de los andrógenos y la producción de esteroides. Los investigadores se interesaron asimismo por la posible relación entre la aparición de trastornos reproductivos masculinos, la resistencia a la insulina y la obesidad. Para ello analizaron los niveles de 121 sustancias químicas que son disruptores endocrinos (EDC), entre otros, los PCB, los DBP y la dioxina, en la leche materna en poblaciones danesas y finlandesas y trataron de encontrar una correlación entre la exposición a dichas sustancias químicas y la criptorquidia. La criptorquidia es un defecto de nacimiento caracterizado por la ausencia de uno o ambos testículos en el escroto. Los resultados demostraron que las vías metabólicas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) y del ácido araquidónico estaban implicadas en los trastornos reproductivos. Por otra parte, realizaron pruebas sobre la evolución fetal y postnatal de los testículos en ratas normales y expuestas a DBP, pudiendo determinar que en estas últimas se refleja una producción de testosterona baja. Los estudios genéticos de los casos de TDS ayudaron a identificar biomarcadores situados en las regiones del TGFBR3 (receptor de factor de crecimiento transformante III) y de la BMP7 (proteína morfogenética ósea 7). Por otra parte, los investigadores validaron genes biomarcadores del TDS como KITLG, TGFBR3 y BMP7 a través de un estudio realizado en una muestra de 671 hombres nórdicos. En otra línea de investigación, los socios del proyecto utilizaron técnicas de cromatografía líquida de alta resolución y espectrometría de masas para generar fenotipos químicos pertinentes y reproducibles a partir de muestras de suero humano de sujetos con diferentes calidades de semen. De este modo pudieron establecer una asociación entre la concentración de espermatozoides y los perfiles metabólicos. El TDS afecta actualmente a una gran parte de la población masculina en los países occidentales. Por lo tanto, los resultados de DEERS podrían contribuir a una intervención activa que ayude a resolver la elevada incidencia del TDS a través de medidas oportunas. No obstante, para comprender mejor los mecanismos del TDS habría que realizar una evaluación en profundidad de los factores genéticos, epigenéticos, ambientales y vinculados al estilo de vida implicados en el mismo.