Las complejidades de la seguridad energética
Garantizar un suministro de energía fiable capaz de satisfacer la creciente demanda de las economías industrializadas europeas se está convirtiendo en una misión complicada. Al mismo tiempo, la seguridad energética ha adquirido prioridad en el ámbito legislativo. Un grupo de científicos inició el proyecto «Security of energy considering its uncertainty, risk and economic implications» (SECURE), financiado con fondos comunitarios, para desarrollar un marco que permitiese cuantificar la seguridad energética en el seno de la Unión Europea. Los miembros del proyecto SECURE ampliaron las investigaciones y los estudios legislativos en curso en el campo de la seguridad energética de varias formas importantes. Se emplearon cálculos de «disposición a pagar» para determinar hasta qué punto las familias y las empresas están dispuestas a invertir para resolver la incertidumbre en el suministro. El modelado de riesgos asoció modelos económicos a medio plazo con indicadores de seguridad energética y bienestar social. El proyecto SECURE también vinculó escenarios legislativos a largo plazo con simulaciones de seguridad energética. Por último, los investigadores tuvieron en cuenta aspectos particulares de cada sector de las principales tecnologías energéticas (petróleo, gas natural, nuclear, fuentes renovables y electricidad) e incorporaron escenarios de accidentes o ataques terroristas. Los científicos estudiaron cualitativa y cuantitativamente problemas geopolíticos, la determinación de los precios y el diseño de los mercados energéticos dentro y fuera de la Unión Europea. Se usaron herramientas de evaluación que incorporan indicadores energéticos para valorar los costes, beneficios y riesgos de diversas opciones legislativas. En función de los resultados, pudieron resumir la información más reseñable y desarrollar recomendaciones de carácter legislativo fundamentadas. En términos generales, unas políticas energéticas sólidas deben abordar los aspectos de la seguridad, la sostenibilidad y la competitividad en el contexto de unas relaciones internacionales estables. Las políticas medioambientales que aspiran a conseguir bajas emisiones de dióxido de carbono precisan un mayor apoyo y mejores marcos reguladores por medio de incentivos y de la integración con los sistemas de electricidad europeos. Es posible que este grado de coordinación no se produzca como consecuencia únicamente de la oferta y la demanda, por lo que resultaría necesaria la intervención de los gobiernos. La forma más eficiente que tiene la Unión Europea de conseguir una energía rentable y menos contaminante es desarrollar una política de comercio de los derechos de emisión o una tasa sobre las emisiones de dióxido de carbono para el conjunto de la Unión. Para impulsar la competencia y el desarrollo, las políticas reguladoras de la UE deberían potenciar las interconexiones entre las infraestructuras de electricidad y de gas. Los miembros del proyecto SECURE crearon un completo marco metodológico que incluía escenarios a largo plazo para evaluar la seguridad del suministro. Se espera que las destacadas recomendaciones legislativas elaboradas en el ámbito del proyecto SECURE resulten sumamente útiles a la hora de diseñar las estrategias de la Unión Europea que deparen una mayor seguridad energética.