Una cultura virtual basada en la confianza
Claramente nos encaminamos hacia la era de los negocios electrónicos. Las transacciones electrónicas ya han sentado las bases del comercio electrónico y su alcance en términos de aplicaciones crece constantemente. A medida que surgen nuevas oportunidades, también cambia la forma de hacer negocios. Ante las exigencias en rápido cambio de los clientes y los retos que presenta un mercado competitivo, las pequeñas y medianas empresas (PYME) optan por compartir competencias y recursos para superar las adversidades. Gracias a la tecnología de la información, este tipo de alianzas no sólo se forman entre empresas del entorno geográfico inmediato. A diferencia de las tradicionales empresas de proximidad, están creándose organizaciones virtuales (OV) que desbordan las fronteras nacionales. En el transcurso de estas alianzas dinámicas, socios antiguos pueden abandonar y otros nuevos unirse en función de las necesidades del negocio en cada momento. En los últimos años se han realizado numerosos proyectos y estudios con el objetivo de establecer la tecnología y las buenas prácticas que apoyen estos negocios bajo demanda. Este esfuerzo es visible en Europa en programas subvencionados que apoyan diversos proyectos en este aspecto. Un caso relacionado fue Trustcom, financiado por el Sexto Programa Marco. Este proyecto estudió ciertas barreras que lastraban la participación de las PYME en alianzas potentes, pero se centraba en una laguna de la gestión de riesgos. El método establecido de minimizar riesgos e inspirar confianza se basa en acuerdos de servicios (AdS) entre socios. Además de las obligaciones y de la calidad del servicio (CdS) prometidas a un cliente, un elemento importante de estos contratos son las penalizaciones acarreadas en caso de incumplimiento. Para negociar AdS de forma semiautomática, Trustcom desarrolló un marco genérico de servicios web. Esta arquitectura orientada a servicios (AOS) puede ejecutarse en una infraestructura virtual y compartida usando recursos físicos distribuidos por todo el mundo para supervisar su cumplimiento en tiempo real. Fue diseñada para que la información empresarial, tal como los procesos internos de negocio, fuesen transparentes y accesibles. Esto también tiene implicaciones para la seguridad y la privacidad, ya que la confianza es fundamental para que cualquier OV pueda funcionar. Por eso el entorno Trustcom ofrece a los socios la posibilidad de compartir sólo los datos que necesitan y nada más. Además, basándose en la experiencia y saber hacer de abogados, empresas y programadores de software, se establecieron criterios que ayudasen a identificar a los socios que no cumplen sus obligaciones. No obstante, queda mucho por hacer antes de que la tecnología esté lo suficientemente madura como para implantarse a gran escala. También hay que pulir algunas aristas legales para que las empresas aprovechen al máximo los beneficios prometidos, especialmente teniendo en cuenta que la mayor parte de la legislación actual atañe a los contratos en papel, no a los digitales.