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Zero-hazard gas storage by multisensing optical monitoring system

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Detección de daños en depósitos compuestos a alta presión

Un consorcio financiado con fondos comunitarios ha ideado una nueva técnica de evaluación extremadamente fiable y no destructiva para certificar la integridad de depósitos compuestos utilizados para el almacenaje de hidrógeno o gas natural dentro de un vehículo.

Los métodos existentes para la inspección de depósitos compuestos son muy laboriosos y precisan de equipos caros para comprobar su presión y evaluarlos una vez desmontados. No obstante, un nuevo método desarrollado gracias a un proyecto comunitario ha logrado que la evaluación de la integridad estructural de un depósito se pueda realizar con sencillez durante el repostaje. El proyecto ZEM desarrolló un sistema de vigilancia basado en sensores de fibra óptica para depósitos de alta presión construidos con materiales compuestos. Unos sensores integrados en el material compuesto permiten realizar una evaluación sencilla pero minuciosa de la integridad estructural del depósito. El sistema de vigilancia logra detectar defectos o estados peligrosos en los mismos con gran margen de antelación. El consorcio desarrolló y probó algoritmos dedicados a detectar daños que podrían reducir la presión de rotura del depósito por debajo de un umbral de alerta. El equipo predijo que los daños sufridos por el depósito podrían otorgarle más flexibilidad y capacidad general de deformación. Una característica adicional a vigilar fue la simetría del campo de deformación del depósito, la cual puede variar en el caso de que éste sufra daños. Los análisis mostraron que la disposición de los sensores podía detectar cualquier daño por impacto o corte en los depósitos que redujera la presión de rotura. La identificación de defectos se logró mucho antes de que los depósitos alcanzaran la presión de rotura, lo que permite una respuesta inmediata a cualquier tipo de daño que ponga en peligro su integridad. El desarrollo de la tecnología de vigilancia estructural mediante sensores de fibra óptica realizado por el proyecto ZEM permitirá a Europa competir con los Estados Unidos en este ámbito relativamente novedoso. Esta tecnología ayudará a mejorar las medidas relativas a salud y seguridad. También facilitará el empleo de gas natural e hidrógeno en vehículos que circulen propulsados por combustibles alternativos y pilas de combustible, lo que resultará en una menor cantidad de emisiones y un mayor ahorro energético debido al menor peso que representan para los vehículos los depósitos compuestos en comparación con los metálicos.

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